La
gran redada de 1749
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Confinamiento
población gitana (enlace) |
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La política
inicial de los Borbones sobre los gitanos se endureció en
tiempos de Fernando VI. Se persiguió entonces la solución
definitiva del problema mediante dos fórmulas propuestas
por el obispo de Oviedo: la expulsión y el internamiento
forzoso. Desechada la primera por impracticable, se puso en práctica
la segunda.
El internamiento
forzoso decretado en 1749 se ajustaba a la política económica
propia del reformismo ilustrado, diseñada para lograr la
prosperidad en el país. Mediante esa disposición todos
los gitanos mayores de doce años se veían obligados
a trabajar obligatoriamente hasta su vejez. Sus destinos fueron
los penales del norte de África, los arsenales del Estado
y las fabricas, en este último caso para los niños
y las mujeres.
Pronto se demostró
la inutilidad de esa medida, pues ni el Estado estaba preparado
para absorber y mantener a tanta gente, ni los municipios del país,
en particular andaluces, donde muchos gitanos se habían establecido
como artesanos, acogieron bien la pérdida de trabajadores
experimentados. Los propios gitanos no se resignaron, y no cesaron
de elevar peticiones de súplica. Poco a poco, algunos de
ellos fueron escapando a esta situación, hasta que finalmente,
en la primavera de 1763, se ordenó su liberación.
Carlos III dictó
una nueva pragmática en 1783, que vino precedida de la elaboración
de varios informes, de Campomanes y de Cienfuegos, sobre la situación
de los gitanos en el reino. De nuevo, el objetivo era la integración,
si bien partiendo de la negación de la existencia de la identidad
gitana, pues se les prohibió reconocerse como tales, e incluso
se castigaba al resto de los súbditos que así los
calificasen.
Sin embargo, todas
estas disposiciones para la inserción laboral y cultural
de los gitanos, unas más humanitarias y otras más
rigurosas, estaban destinadas al fracaso en la medida en que no
tenían en cuenta un aspecto fundamental del problema: la
especificidad de los gitanos. La política integracionista
pecó de falta de realismo, puesto que se empeñaba
en convertir a los gitanos en asalariados agrícolas cuando
los mayores éxitos de asimilación se habían
producido en entornos urbanos.
La gran redada contra los gitanos
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Adolphe Bouguereau (1825-1905) Gitanilla |
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Resulta muy difícil el escribir sobre la historia de los gitanos. La mayoría de los datos que se pueden sacar de los archivos son negativos, normalmente referentes al orden público, y no siempre justos. No de mejor modo les ha tratado la literatura. () El resto, lo conocido popularmente, pertenece más al folclore y al mito, que a la propia historia. (). Aún así, rastreando diversos documentos aquí y allá, se ha podido conjeturar una trayectoria, que hasta hace pocos años era desconocida.
Como decía el profesor Luzón en las "III Jornadas de Historia" celebradas en Mérida los días 8 y 9 de octubre, la historia no es una ciencia exacta, las matemáticas sí, dos y dos en todas partes son cuatro, pero a la hora de enjuiciar los datos históricos, la interpretación depende del lugar desde donde se enjuicien, las circunstancias y la sensibilidad social del momento, lo que podríamos decir actualmente, lo "políticamente correcto".
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Spiezer Schilling. Gitanos |
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Así, mientras la persecución y expulsión de los diversos colectivos, judíos, o moriscos () que constituyeron la sociedad española, tienen un lugar en los libros de Historia, la de los gitanos es totalmente desconocida, si bien se tiene todavía en la memoria de aquellos que vivieron en la época franquista la presión ejercida por la guardia civil sobre dicha etnia.
Cierto es, que un gran contingente de judíos y moriscos sobre los que cayó la orden de expulsión en diversos períodos de tiempo, se marcharon exiliados, y que el resto de los que se quedaron se integraron en la sociedad mayoritaria. Los gitanos al ser grupos con un marcado nomadismo, pese a las persecuciones y expulsiones, han permanecido como colectivo diferenciado.
En un archivo de un pueblo de Cuenca, encontré, como se puede encontrar en cualquier otro, una Vereda, que es una orden remitida a través de un "veredero", que no era sino el encargado de llevar tales órdenes a través de las veredas (), a los diversos pueblos. En ella ya se preludia el ambiente que llevaría finalmente a la "Gran Redada", y se tomaban medidas contra los gitanos que acudían a las poblaciones para hacer tratos con las caballerías.
El ()"31 de octubre ( de 1722) llego a este lugar una Bereda del señor corregidor de la Jurisdiccion de Cuenca en la que declara aver Rez(ibi)do; una orden de Su Mag(estad),
Entre otras cosas en la vereda se ordenaba que: ()"No se consientan Gitanos en algun modo sin ser que trageren Testimonio de ser casttellanos Viejos y en los Lugares que estubieran avezin(dado)s siendo assi que ttengan dicho testimonio no se les consienta que hagan ventas y trueques con cav(allerias) y Asimismo en los Lugares que se Viniese aplicados a la Lavor no se les consienta tener mas que cav( alleria) menor*() ni que traigan armas de fuego cortas ni largas, manden en los despoblados en quadrillas de tres ó mas malas mujeres en los pueblos (ni) se les consienta que ablen con Jerigonza."()
Varias cosas pueden deducirse de esto, la situación marginal de ciertos colectivos gitanos, a los que se prohíbe la compraventa y trueque de las caballerías, si no están avencidados en algún lugar, (en 1717 se hab´ia obligado a la residencia de las familias en las ciudades que se les había indicado previamente), y que nos muestra, que como, hasta hace poco, este debía ser su modo de vida más habitual. Y les prohíbe igualmente montar sobre caballo o mula, ya que estos animales eran símbolo de una posición social que a juicio del legislador ellos no debían merecer.
Estas veredas y ordenes que llegaban a los pueblos previniendo sobre los gitanos, no eran sino el preludio de la más importante de ellas la ; Prisión general de gitanos, llamada habitualmente la "Gran redada", que no fue sino una persecución, organizada en secreto por el Marques de la Ensenada, que tuvo su comienzo el 30 de julio de 1749, y sincronizada en todo el territorio español, con la intención de extinguir a todos los gitanos del reino.
Lejos quedaban las palabras de Alfonso el Magnánimo () en 1425 por las que concede una carta de paso a un jefe gitano con su gente, ordenando que sea bien tratado:
«...Como nuestro amado y devoto don Juan de Egipto Menor... entiende que debe pasar por algunas partes de nuestros reinos y tierras, y queremos que sea bien tratado y acogido... bajo pena de nuestra ira e indignación... el mencionado don Juan de Egipto y los que con él irán y lo acompañarán, con todas sus cabalgaduras, ropas, bienes, oro, plata, alforjas y cualesquiera otras cosas que lleven consigo, sean dejado ir, estar y pasar por cualquier ciudad, villa, lugar y otras partes de nuestro señorío a salvo y con seguridad... y dando a aquellos pasaje seguro y siendo conducidos cuando el mencionado don Juan lo requiera a través del presente salvoconducto nuestro... Entregada en Zaragoza con nuestro sello el día doce de enero del año del nacimiento de nuestro Señor 1425. Rey Alfonso.».
Obsérvese como es llamado don Juan de Egipto menor, ya que hasta fechas recientes en España se pensó que ese era su origen inicial. En Jaén en 1462 son recibidos y agasajados por el conde Miguel Lucas de Iranzo, Tomás y Martín "condes de Egipto Menor" que así se hacían llamar, y ocho años mas tarde recibiría en su residencia de Andujar al Conde Jacobo de Egipto Menor y a su esposa Loysa, que venía acompañado de entre 50 a 200 personas. Así pues la corrupción lingüística de "egipciano" daría finalmente origen a la de "gitano".
Pero si consideramos el primer documento sobre la presencia gitana en España este es un salvoconducto de este mismo rey Alfonso V de Aragón, dio en Persignan en 1415 a Tomás Sabba, peregrino a Santiago de Compostela. ¿lo era en realidad o era parte del argumento de peregrinaje utilizado por los diversos grupos que entraron en la Península? Las crónicas reflejan la llegada de gitanos a Barcelona procedentes de Francia en 1447. La llegada y el asentamiento a Andalucía en esas fechas, parece ser debido a las guerras que debido a la frontera con el reino de Granada y las luchas entre los señores feudales hacían muy necesario la utilización de caballerías, negocio en el que según parece desde tiempos inmemoriales hasta la actualidad ha sido una de sus actividades principales, lo que origino una gran riqueza en estas comunidades y el asentamiento y la actividad generalizada a juzgar por los censos de gitanos herreros.
La pacificación origino a su vez la persecución, como sucedería con otros grupos no integrados en la sociedad del momento, judíos y moriscos. Algunos se acogieron al amparo de algunos nobles que veían en el oficio de herrero un elemento muy importante en la explotación de sus tierras.
La buena acogida inicial realizada por reyes y nobles podría deberse a las historias que contaban sobre su persecución por los musulmanes y que fueron obligados a abjurar de su fe por lo que como penitencia tenían que vagar como peregrinos durante siete años (el numero siete simbólicamente significa "muchos") y que el Papa les había dado credenciales para que fueran bien recibidos en todo el mundo cristiano.
Esta situación cambiaria con el transcurso del tiempo, ya que los Reyes Católicos emiten en Medina del Campo en 1499, una Pragmática exigiendo la sedentarizacion; "Mandamos a los egipcianos que andan vagando por nuestros reynos y señoríos con sus mugeres e hijos, que del día que esta ley fuere notificada y pregonada de esta nuestra corte, y en las villas, lugares y ciudades que son cabeza de partidos fasta setenta días siguientes, cada uno dellos vivan por oficio conoscidos que mejor supieren aprovecharse, estando de estada en los lugares donde acordaren asentar o tomar vivienda de señores a quien sirvan, y los den lo que hobieres menester, y no anden más juntos vagando por nuestros reynos, como lo facen, o dentro de otros setenta días próximos siguientes salgan de nuestros reynos, y no vuelvan a ellos en manera alguna; sopena que, si en ellos fueren hallados o tomados, sin oficio o sin señores, juntos, pasados los dichos días, que den a cada uno cien azotes por la primera vez, que los corten las orejas, y estén setenta días en la cadena, y los tornen a desterrar, como dicho es; y por la tercera vez, que son captivos de los que los tomaren por toda su vida..."
Todo esto desembocaría en tres escasos siglos en la situación que estamos contemplando, originada por la preocupación de los gobernantes en conseguir que estos grupos dejaran el nomadismo y se asentaran en ciudades y pueblos: Así en 1717, ya se había ordenado la residencia forzosa en 75 ciudades. Madrid, por esta causa se lleno de gitanos a la espera de saber cual era su destino, la lentitud de las actuaciones provoco incluso el enfado del propio rey. Pero el gran fracaso de la operación "Redada" se debió a que se actuó precisamente contra esas 881 familias que se habían asentado en diversas poblaciones y cuyo paradero era conocido, con lo que se desbarató la intencionalidad de asentarlos e integrarlos produciendo situaciones de gran injusticia, como posteriormente fue reconocido. Motivo por el que no se acabó con el nomadismo sino mas bien al contrario.
El trasfondo era el orden público. La reciente guerra de Sucesión que daría el trono a Felipe V, instaurando la dinastía de los Borbones, comenzaría tras la muerte sin descendencia de Carlos II "el Hechizado", y enfrento a los partidarios austriacos y borbones y duraría desde 1701 a1713, aunque la resistencia en Cataluña y Mallorca tardaría todavía años en vencerse. Esta guerra y sobre todo la posguerra, origino en los campos gran cantidad de maleantes y restos de tropas mercenarias, que se dedicaban al pillaje y cuyos delitos achacaban frecuentemente a los gitanos. Había pues que erradicar estos problemas.
Así pues D. Zenón de Somodevilla y Bengoechea, Marqués de la Ensenada, ejecutó un plan que ya había sido ideado por su antecesor, y que se debía desarrollar para conseguir el éxito con una minuciosidad, que vista la lentitud burocrática de aquella época no deja de asombrar. Las órdenes debían ser entregadas por un oficial del ejército al corregidor y abrirlas en un día determinado. Nadie ni oficial ni tropas conocían el objetivo de esta misión. Tras abrir los sobres se coordinarian ejército y las fuerzas de orden público locales. Se cortaron las calles y mediante el censo se detuvieron a los gitanos presentes interrogándoles sobre los ausentes y el lugar donde se encontraban, siendo igualmente detenidos. Se les separo en dos grupos; hombres mayores de siete años y mujeres y niños menores de esa edad. A los primeros se les envío a trabajos forzados a los arsenales de la Marina, y a las minas, y al segundo grupo a cárceles o fabricas, a tejer. El motivo de las separaciones era evitar nuevos nacimientos.
Cierto es que no se les denominaba gitanos, ya que tal palabra había sido prohibida por la Pragmática de 1663, en la que se decía que; "se castiga la palabra gitano, pues el llamar gitano a alguien es delito de injuria". ()
El traslado fue inmediato y se financió con los bienes requisados a los detenidos."Si fuera necesario el rey (Fernando VI, bajo cuyo reinado se fraguó la Gran Redada), cubrirá los gastos". Se supone que fueron detenidos entre 9.000 y 12.000 gitanos. Algunos se presentaron voluntarios pensando que se trataría de algún asunto administrativo ya que hacia poco en 1717 habían sido realojados en diversas ciudades.
Aun así hubo excepciones, ya que los Corregidores conocedores de la ciudadanía ordenaron que ciertas familias no fueran molestadas por estar arraigadas y apreciadas por el vecindario, así como aquellas gitanas que se hubieran casado con un no gitano, pero sí los gitanos casados con no gitanas que también serian deportadas juntamente con sus hijos. Y aunque se dispuso horca para los fugados, las autoridades locales se negaron a cumplir tales órdenes.
El 7 de septiembre de 1749, el Marqués de la Ensenada se reúne con sus consejeros, y se piensa en la deportación a América. La defensa de los presos y los recursos interpuestos por algunos vecinos en defensa de algunos gitanos ya asentados y de oficios conocidos, y sobre todo la constatación de que habían detenido a los gitanos equivocados, ya que los sedentarizados eran importantes en las economías locales, los herreros eran muy necesarios en una sociedad en la que los animales de tiro y los caballos constituían la fuerza del trabajo y el medio de locomoción; y el arreglo de aperos de labranza y el herrado de caballerías algo imprescindible para el buen funcionamiento de un pueblo. Sin embargo, los nómadas seguían sueltos. Esto provocó una reacción de los gitanos detenidos que vieron como los intentos por integrase habían sido castigados. Se inició la liberación, incluso algunos arsenales lo hicieron sin orden, pero surgieron nuevos problemas, los bienes de estos habían sido subastados o gastados.
Sería Carlos III el que en 1763, proclamo el Indulto general para todos ellos. Pero los problemas de reubicación y la necesidad de cambiar la legislación harían, que hasta 1765 la Secretaria de Marina no diera la orden de la total liberación. Dieciocho años más tarde en 1783, aun consta que se liberaban algunos gitanos en Cádiz y el Ferrol.
En 1783 Carlos III promulga una nueva Pragmática, basada en la de 1772. En ella se les prohíben los trajes diferentes, el idioma y se les obliga a asentarse, pero pueden hacerlo en cualquier lugar que deseen, siempre que no sean sitios reales. Pide que se borre la palabra gitano de aquellos documentos en los que pueda considerarse ofensiva y obliga a los gremios a admitirlos en ellos si ellos lo desean. Pero si continuaban vagando, se les sellaría en la espalda y se les condenaría a muerte en caso de reincidencia. Especial interés tiene en la educación de los niños, a los que se meterá en un hospicio si los progenitores no se comportan de modo adecuado.
De esta manera se acababa momentáneamente con una legislación punitiva en la que sobre todo tras la "Gran Redada", se pretendió exterminarlos. Todavía en épocas mas recientes la Republica les aplicaría la "Ley de vagos y maleantes" y el franquismo aplicaría "la peligrosidad social rehabilitación social".
Carmelo Arribas Pérez