Villa histórica,
monumental, escultórica y paisajística
Villa
de las Ferias
MEDINA
DEL CAMPO
(ACONTECIMIENTOS
NACIONALES E INTERNACIONALES)
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Los
negocios de Simón Ruiz
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Estatua del comerciante
Simón Ruiz Envito en la iglesia del hospital
que fundó en Medina del Campo, a finales del
siglo XVI |
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Simón
Ruiz Envito uno de los más destacados hombres
de negocios castellanos del siglo XVI. Su biografía y experiencia
mercantiles y financieras, tan vinculadas a las ferias
de Medina
del Campo, son bien conocidas gracias a que muchos de
sus papeles de negocios (junto con otros referentes al hospital
que fundara en la villa) han llegado hasta hoy. Es preciso
insistir, no obstante, en lo que Henri Lapeyre, en una monografía
renombrada, ha precisado sobradamente y otros autores, como Ruiz
Martín y Vázquez de Prada, han corroborado después:
que Simón
Ruiz, en contra de lo que a menudo se afirma, nunca fue
un verdadero banquero. En la primera parte de su vida (primero
en Belorado , donde nació por 1525 o 1526, luego en Medina,
donde se asentó en 1550), desempeñó las
actividades típicas de un mercader, esto es, de un comerciante
de al por mayor que de exportador de lanas deviene en importador
de lienzos franceses, tráfico en el que enseguida se especializó
y cuyos beneficios le permitieron ascender hasta la categoría
de hombre de negocios. Éste (o el de mercader-banquero)
es el vocablo que mejor define al Simón
Ruiz de la segunda parte de su carrera iniciada hacia
1568, en la que sin abandonar el tráfico de mercancías
(que, por el contrario, amplió y diversificó),
dedicó cada vez más tiempo y dinero a la actividad
financiera , siendo la especulación sobre cambios internacionales
(tuvieran que ver o no con el comercio) el negocio que
más reiteró y que mayores ganancias le proporcionó.
Porque otra de las dedicaciones que se le atribuyen, la de ser prestamista
de su soberano Felipe II, fue una ocupación circunstancias
dentro de su trayectoria. Ciertamente, Simón
Ruiz intervino en diversos asientos suscritos entre 1576
y 1588, pero más como mediador de otros hombres de negocios,
en su mayoría portugueses, que participando directamente
con sus propios capitales. Después no volvió a arriesgar
un solo escudo de su peculio en tales operaciones y se contentó
con encargarse de la ratificación en Madrid de los asientos
de Flandes por cuenta de sus corresponsales..
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