24-07-09 - Cultura
Medina, culturalmente
soberbia
La oferta Cultual de Medina
del Campo es realmente extraordinaria, sin nada que envidiar
a ninguna gran ciudad de país. Y es que Medina
tiene hasta su propio (y magnífico) festival de cine, uno
de los más consolidados e importantes del país.
Y no sólo eso, que la música, el teatro y las tradiciones
tienen en esta villa su espacio y su lugar.
Muchos de los edificios de interés patrimonial
de Medina
acogen en su interior curiosas y muy interesantes muestras culturales
como el Museo
de las Ferias, que tiene como sede la antigua iglesia
de San Martín. Son ejemplos de las agradables sorpresas
que el visitante puede encontrar al traspasar las puertas de las
joyas arquitectónicas de una villa rica en patrimonio,
ofertas y atractivos.
Semana de Cine de Medina del Campo
Medina
del Campo no sería igual sin su ya consolidada Semana
de Cine, y es que desde el año 1988 mucho se ha conseguido
a favor de su engrandecimiento, hasta convertirla en todo un referente
nacional, sobre todo en el campo del cortometraje.
La idea surgió del Consejo Sectorial de
Cultura del Ayuntamiento
de la villa, que tenía muy claro que a Medina
le faltaba un punto de encuentro cultural que la enriqueciera
de algún modo. Por eso, tras barajar varias ideas, se decidió
crear una muestra donde exhibir cine europeo y de autor, consiguiendo
así que películas poco comerciales o poco conocidas
para el gran público, fueran proyectadas en Medina
del Campo. La muestra, que nacía cono un humilde instrumento
para fomentar la cultura, dinamizándola y dotándola
de más ofertas, poco a poco se fue consolidando, creciendo
y convirtiéndose en imprescindible, hasta el punto de no
entender ya la villa sin su festival cinéfilo.
Las seis películas de la primera edición
fueron pronto aumentando a medida que pasaban los años
y el festival ganaba en recursos, participantes, apoyos, espectadores
y fama. En los últimos años, las películas
-tanto dentro como fuera de la sección a concurso- superan
las sesenta, demostrando con este aumento la buena salud de una
Semana de Cine que, sin apenas pretensiones, se ha colocado entre
las citas indiscutibles de muchos amantes del cine.
Un punto de inflexión decisivo en la vida
del festival fue la inclusión de un concurso oficial de
cortometrajes, que a día de hoy es un baremo increíblemente
preciso de la calidad cinematográfica en ese metraje. Casa
edición se presentan más de 300 obras a concurso
y los ganadores del Roel de Oro suelen ser luego los autores mñas
galardonados del panorama nacional, llegando incluso a conseguir
en ansiado Goya o nominaciones a los estelares Oscar de Hollywood.
La Semana
de Cine de Medina
del Campo sirve, además, como punto de encuentro para
amantes del séptimo arte, que encuentran en la villa todo
un completo programa para disfrutar del cine y de las demás
manifestaciones culturales relacionadas con él. Así,
el programa del festival, no se olvida nunca de ofertas conciertos,
exposiciones, conferencias y un sinfín de actividades que
vertebran uno de los mejores eventos culturales del país.
Una semana para integrar el arte y la cultura y convertir a Medina
del Campo en centro de referencia humanística del país.
Emiliano Allende.
Director de la Semana
de Cine de Medina
del Campo
¿Cómo está de unido el fesival?
Soy el director de la muestra desde sus inicios,
allá por el año 1988. Formaba parte del Comité
de Cultura de donde surgió la idea y nunca me he desvinculado
de la Semana
de Cine porque es algo que me encanta. Nació con mucha
humildad la idea, pero ahora este es un festival del que no puedo
menos de estar orgulloso por los muchos logros cosechados a lo
largo de estas más de dos décadas.
¿Qué opinan los vecinos de Medina
del Campo?
Siempre han apoyado el festival, la gente de
Medina
agradece y colabora apoyando la Semana
de Cine. Desde los inicios de la idea, los medinenses se lo
tomaron muy bien, pese a que se creía poco en ello. Ahora,
el compromiso de Medina
del Campo en su Semana del Cine es total.
¿Se imagina la ciudad sin su Semana
de Cine?
No sería una tragedia si ahora desapareciera
de Medina
del Campo su Semana
de Cine, pero sí sería una auténtica
lástima. A estas alturas, la muestra ya está muy
consolidada y la descepci´n sería considerable, sobre
todo por el nombre de nuestra ciudad en España: sería
como echarle a Medina una losa encima.
¿Cuál ha sido el momento más
importante que ha vivido al frente de este evento?
No puedo destacar ninguno porque todo lo que
me ha dado la Semana
de Cine ha sido importante para mí. Sí que quiero
destacar lo feliz que me hacen los reconocimientos que el festival
obtiene fuera, y ver, sobre todo, que gente que sale de medina
con el Roel, a las pocas semanas se le conceden premios que afianzan
las decisiones que el jurado de nuestro festival tomó anteriormente.
Si Medina
del Campo se siente orgullosa de su Semana
de Cine, eso es para mí un momento importante y con
eso me siento satisfecho.
¿Hacia donde Camina la Semana
de Cine? ¿Qué veremos en próximas ediciones?
Es difícil decirlo ahora, cuando apenas
acabamos de clausurar la edición de este año, pero
alguna cosa ya hemos pensado. Nos pasamos el año entero
trabajando para la Semana
de Cine, viendo cosas, viajando, conociendo autores y trabajos
todo lo que nos permita engrandecer nuestro festival y nos haga
mejorar. El año que viene, por ejemplo, queremos destacar
el trabajo de la gente que se dedica a realizar videoclips y para
ello ya tenemos acordada una colaboración con el Domus
Artium de Salamanca.
Antonio
Sánchez del Barrio.
Doctor en Historia por la Universidad de Valladolid.
Director de la Fundación
Museo de las Ferias, con sede en Medina
del Campo, desde su fundación en el año 2001.
Secretario de la Cátedra de Estudios sobre la Tradición,
de la Universidad de
Valladolid, Académico Correspondiente de la Real Academia
de la Historia y de la Real Academia de Doctores de España.
Miembro del Consejo de Museos de Castilla y León. Consejero
de Bellas Artes y Patrimonio de la Diputación
de Valladolid. Fue Subdirector de la Fundación
Joaquín Díaz entre 1991 y 2000.
Medina
del Campo, la Villa de las Ferias. Antonio
Sánchez del Barrio, Cronista Oficial de Medina
del Campo
"
Que todos vayan con sus mercancías
a las dichas ferias de la dicha villa de Medina
del Campo, segund siempre se acostumbró
"
Con estas palabras, fechadas en 1491, los Reyes Católicos
instaban a los mercaderes que quisieran comerciar en sus dominios,
que fuesen a las ferias de mayo y octubre de Medina
del Campo, nombrándolas en el mismo documento como
las "Ferias Generales de nuestros Reinos". En aquellos
momentos de nuestra historia, las ferias medinenses eran sin duda
uno de los principales focos comerciales de la economía
europea.
Remontándonos un poco más en el
tiempo, podemos recordar que los primeros mercados medievales
de la villa estaban enclavados en la Mota y el ámbito de
sus transacciones no pasaba de los límites de su Tierra,
es decir, los mismos de su actual comarca natural. Su condición
de encrucijada de caminos y el constante patrocinio ejercido por
la Corona, fueron los factores básicos en la transformación
de esas ferias de carácter local, en encuentros comerciales
de mayor resonancia internacional; sin embargo, en tan fulgurante
crecimiento había incidido decisivamente el apoyo explicito
de las grandes casas de comercio internacionales, cuya participación
efectiva en las ferias se hacía a través de los
mercaderes y hombres de negocio burgaleses, los más poderosos
de castilla de entonces. Gracias a ellos, cada vez serán
más los mercaderes "andantes en ferias" que lleguen
a Medina
desde todas las villas y ciudades manufactureras de la Península.
Asimismo, intervendrán activamente agentes de las principales
compañías europeas, procedentes, principalmente
de Flandes (Amberes, Brujas, Bruselas, Malinas
) y de las
ciudades estado italianas (Génova, Milán, Florencia
).
De su mano llegará a mediados del siglo XV -una época
muy temprana para Castilla- las novedosas prácticas mercantiles
y financieras que posibilitarán el comercio a gran escala;
de manera especial, la letra de cambio.
Con el tiempo, los grandes mercados francos e
transacción de productos, se convertirán en reuniones
eminentemente financieras y el protagonismo de los tratantes y
mercaderes de los primeros tiempos, pasará a los hombres
de negocios, cambistas y banqueros. A partir de la segunda mitad
del siglo XVI, los contratiempos económicos derivados del
fuerte endeudamiento de la Corona, originarán aplazamientos
y suspensiones de pagos que culminarán, a finales de dicha
centuria, con la quiebra del sistema financiero, la ruptura del
eje comerial con Flandes y al tratado en 1606 de la Corte de Madrid.
Todo ello propiciaría la caída en picado de las
ferias medinenses y la inevitable despoblación de la hasta
entonces próspera villa.
Como pálido reflejo de aquellos encuentros
feriales de ámbito internacional surgen, en la segunda
mitad del siglo XIX, otras reuniones de rango regional, que se
ven potenciadas por la llegada del ferrocarril y la creación
de ferias agropecuarias -de San Antolín y San Antonio-
que harán de la villa uno de los principales mercados de
contratación de trigo y ganado lanar en la España
de los primeros años del siglo XX.
De todo lo dicho podemos concluir que la actividad
ferial de Medina
del Campo ha sido, en todos los momentos de su historia, el
auténtico motor de sus actividades económicas, sociales
culturales y de todo orden, llegando a convertirla durante los
siglos XV y XVI en una referencia obligada en la historia económica
de Europa.