Medina
del Campo. Villa histórica, monumental,
escultórica y paisajística Villa
de las Ferias
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La
beatificación de Isabel la Católica en el V Centenario de su muerte
El pasado día 26 se cumplieron quinientos años de la muerte de Isabel
la Católica, una figura imprescindible de la historia de España,
cuya labor reclama una relectura. Paralelamente, el arzobispado quiere impulsar
el largo proceso de beatificación de la Reina POR LUIS MORENO NIETO/ TOLEDO.
El día 26 de noviembre del año 1504 murió la Reina Isabel
la Católica; se acaba de cumplir, pues, el V Centenario de su muerte. En
estas páginas se ha informado de los actos que se preparan en Toledo para
honrar la memoria de esta reina, que permaneció durante largas temporadas
de su vida en nuestra provincia y en la capital de Castilla-La Mancha. El
arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, se ha mostrado partidario de impulsar
el proceso de beatificación abierto a la Reina de Castilla y ha anunciado
la celebración de una serie de actos para conmemorar en Toledo el V centenario. Allá
por el año 1990 centenares de toledanos mostraron su adhesión a
las gestiones que entonces se realizaron para acelerar el proceso de beatificación
enviando a Juan Pablo II una carta con este texto: «Vivamente ruego a
su santidad que impulse el proceso de beatificación de la Sierva de Dios
Isabel la Católica, Reina de España». Aquel mismo año,
numerosos países americanos declararon el 22 de abril «Día
de la Reina Isabel». El
proceso de beatificación se inició en el año 1957 en el Arzobispado
de Valladolid; diez años después tuvo lugar una jornada de exaltación
isabelina en Media del Campo a la que asistieron cuatro obispos y el ministro
de Justicia. Y en el año 1989 se constituyó en Chicago un Comité
para promover la beatificación, integrado por los cardenales Lara, Coberry,
Law, López, Trujillo y los obispos de Santo Domingo y Castrillón. 30.000
documentos Más
de treinta mil documentos se han reunido ya para demostrar las virtudes heroicas
de la Reina vinculada entrañablemente a Maqueda, Ocaña y Toledo.
«Nunca me hallo necia sino cuando estoy en Toledo porque no es lo mismo
ser reina en Tordesillas que en Toledo», decía. Y cuando alguien
en presencia suya comparó a Toledo con otra ciudad castellana manifestó:
«Si tan grande, no tan fuerte; si tan fuerte, no tan grande».
Ella fue quien compró por seis florines de oro las casas que había
sobre el solar que hoy ocupa el monasterio de San Juan de los Reyes, mandado levantar
también por ella. En el palacio que había donde hoy se levanta el
convento de Santa Isabel pasó largas temporadas; allí están
enterrados los restos de su hija, la que fue reina de Portugal, y de su nieto,
el príncipe Miguel. Clemente
Palencia Flores, que fue cronista oficial de Toledo y archivero del Ayuntamiento,
escribió con ocasión del 450 aniversario del nacimiento de Isabel
la Católica una extensa semblanza biográfica de la Reina y su vinculación
con Toledo. De aquella publicación aparecida en 1951 y distribuida entre
los alumnos de los colegios públicos de la capital recogemos estas referencias:
«Apenas
cuenta diez años la Reina Católica cuando es depositada con su hermano
Alfonso, durante una ausencia de Enrique IV, en el castillo de Maqueda; allí
encontró a la fiel consejera de su vida, Beatriz de Bobadilla, hija del
alcaide de aquella fortaleza, que jamás se separó de doña
Isabel». En
Ocaña recibió el primer mensaje matrimonial por parte del cínico
Maestre de la Orden de Alcántara, don Pedro Girón, hermano del Marqués
de Villena, «que quería inclinar la voluntad de la infanta a que
quisiese casar con él», según dice Diego de Valera en
el memorial de Diversas Hazañas, «e cuando de grado no le pluguiese,
tomarla por la fuerza...» «La señora infanta estuvo
un día y una noche de rodillas por el suelo, muy devotamente rogando a
Dios que le pluguiese matar a él o ella, porque este casamiento no oviese
efecto». Y así fue , porque en Villarrubia de Santiago murió
de repente «herido por la mano de Dios», dice el cronista Enríquez
del Castillo, aquel personaje de alma siniestra que antes había osado atentar
inútilmente contra la virtud de la Reina Viuda doña Isabel de Portugal,
madre de la infanta. Pensó
la Reina -continúa Clemente Palencia- convocar Cortes en Toledo,
por su importancia histórica y por su situación céntrica,
ya que tenían que concurrir diecisiete representantes de Burgos,
León,
Ávila,
Segovia, Zamora,
Toro, Salamanca,
Soria, Cuenca,
Toledo, Murcia, Sevilla, Córdoba y Jaén, en calidad de ciudades,
además de las villas de Valladolid,
Madrid y Guadalajara. En
el capítulo 96 de su crónica escribe Fernando de Pulgar estas líneas
en que describe la solemnidad que se celebró en la catedral cuando, acabada
la misa, el sacerdote bendijo los pendones de la Orden de Santiago; y el «Maestre
Gutierre de Cárdenas con hasta cuatrocientos Comendadores e Caballeros
de la Orden, todos vestidos de mantos blancos largos, según su costumbre,
e sus hábitos de cruces de espadas colocadas en los pechos, pasaron en
procesión entre los dos coros de la iglesia. Y el Maestre entró
en el Coro, e fincadas las rodillas ante el Rey e la Reyna, le entregaron de su
mano en la suya los pendones e insignias de Santiago, e le dijeron: Maestre, Dios
os dé buenas andanzas contra los moros, enemigos de nuestra santa fe católica.
El
Maestre recibió aquellos pendones, é besó las manos al Rey
e la Reyna: é suplicóles que le diesen licencia para que él,
a les facer la guerra que era obligado de facer, porque sirviese a Dios é
a ellos, é cumpliese los estatutos de su Orden».
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al inicio Rafael
Sánchez Saus EL
26 de noviembre de 1504 fallecía en Medina del Campo Isabel I de Castilla,
conocida universalmente como Isabel la Católica. Aunque su enorme obra
sea indiscernible de la de su esposo, Fernando II de Aragón, los rasgos
de su personalidad sobresaliente le hubiesen asegurado siempre la categoría
de primera magnitud que le ha reservado la Historia.
En
cualquier país de nuestro entorno cultural, el V centenario de una efemérides
de esta importancia habría merecido una atención política
y mediática de primer orden, pero en España solemos reservar nuestras
energías para conmemorar derrotas, reivindicar a personajes dudosos y recrearnos
en nuestros fracasos colectivos. ¡Qué contraste entre la masiva indiferencia
o incomodidad oficiales respecto a Isabel I y el esfuerzo desplegado recientemente
en torno a una figura, comparativamente tan menor, como la de Isabel II!
El
mundillo académico ha cumplido decorosamente, rindiendo homenaje a la figura
de la reina Católica con conferencias y pequeños ciclos, pero en
especial a través de un congreso itinerante que, a lo largo del mes de
noviembre, ha celebrado sesiones en Valladolid, Barcelona y Granada. En el ámbito
de los historiadores que merecen ese nombre, nadie discute hoy los méritos
de doña Isabel ni se intenta poner en juicio su persona y obra compulsándolos
con los valores admitidos en el siglo XXI, pero impensables en el XV. Lo
que se juzga y valora es la trascendencia objetiva de sus decisiones y actitudes,
la capacidad desarrollada junto al rey Fernando para transformar a España,
acercarla al concepto moderno de Estado y convertirla en potencia de primer orden.
Es elocuente que un universitario de la talla de Julio Valdeón, ejemplo
de intelectual comprometido con los valores de la izquierda, haya sido el coordinador
y animador de dicho congreso, donde se han reunido los mejores conocedores del
reinado y de la personalidad de Isabel. Lamentablemente, el impacto sobre la opinión
pública de este género de encuentros es escaso, sobre todo si no
tienen el arropamiento necesario de los medios de comunicación y de las
más altas autoridades. Y
es que basta un somero recorrido por internet para concluir el escaso interés
que nuestros prebostes culturales han puesto en la celebración de este
centenario. Si se exceptúa el caso de la comunidad de Castilla y León,
los actos programados no suelen traspasar el marco de lo local y, en general,
adolecen de una modestia en su planteamiento que pone al descubierto la inasistencia
de las instituciones y la falta de apoyos. En muchos sitios, simplemente nada.
En
Andalucía salvamos el tipo gracias a las sesiones granadinas del congreso
ya mencionado y, sobre todo, a la exposición Los Reyes Católicos
y Granada, organizada en esa ciudad por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones
Culturales con el apoyo del Ayuntamiento, la Junta, la Universidad y varias instituciones
financieras. La muestra es magnífica, pero su alcance se nos antoja corto
para la ocasión. En palabras de su comisario, Alberto Bartolomé
Arraiza, "el objetivo es conmemorar el quinto centenario de la muerte de
la reina Isabel bajo la mirada de Granada", pero quizá ese encomiable
objetivo acabe ocultando aún más el hecho de que la obra y reinado
de Isabel la Católica fueron esenciales no sólo para Granada, sino
para toda España y, muy especialmente a mi juicio, para el conjunto de
Andalucía. Además
de Granada, también Málaga y Almería fueron reconquistadas
durante su reinado. Más aún, Sevilla le debió la fundación
de la Casa de Contratación, origen de su grandeza, y Cádiz el monopolio
del comercio con el Norte de Africa; Huelva, por su parte, tiene como principal
seña de identidad histórica su papel en la gesta colombina, y bien
sabido es que ésta no hubiese sido posible sin el empeño personal
de Isabel. Me
pregunto si todo esto, y mucho más que podría espigarse en el "curriculum"
de la Reina, no es motivo suficiente para que la Junta de Andalucía,
tan diligente a la hora de incentivar la memoria histórica en temas de
los que cree que puede extraer provecho político, por perturbador que pueda
ser el modo de plantearlos, hubiera hecho algo más en esta ocasión
que poner parte del dinero de la exposición granadina. Algo
que hubiese recordado a todos los andaluces que, con sus muchas luces y sus algunas
tinieblas la Inquisición fue un "invento" andaluz,
originado en Sevilla, pocos periodos de la historia de esta tierra han sido
más feraces, brillantes y cargados de consecuencias que los del reinado
de la española más notable de todos los tiempos. Qué ocasión
perdida, en especial por mis amigas feministas.
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al inicio De
Moratinos a Isabel la Católica ROMAN
PIÑA HOMS Hará
unos diez meses, desde luego antes de las elecciones que dieron el poder a los
socialistas, tuve el gusto de ser anfitrión de Miguel Angel Moratinos,
como director del Departamento de Derecho Público de nuestra Universidad.
Se había desplazado al Campus invitado por Luis Garau, catedrático
de Derecho Internacional, y después de una interesante mesa redonda con
la asistencia de numerosos profesores del Departamento, compartimos manteles en
amable conversación, sin suponer en absoluto, creo que ni él, ni
desde luego nosotros, que al poco tiempo llegaría a Ministro de Asuntos
Exteriores.
En
absoluto contaré sus maldades, si las hubo. En cambio quiero reconocer
sus bondades, como el testimonio de su sintonía con Abel Matutes, hacia
el que dijo sentir auténtica admiración por su buen hacer a su paso
por la Cancillería. Y algo más importante: su deseo de que pronto
se encontrara un verdadero entendimiento palestino-israelí a través
de Arafat, al que calificó como el único líder con la autoridad
suficiente como para conducir al tan ansiado proceso de paz. De momento su reflexión
parece acertada. Muerto el controvertido personaje, hoy los palestinos se encuentran
descabezados y al borde de disensiones que en lugar de aligerar el problema lo
pueden agravar hacia derroteros imprevisibles. Sin
embargo, del encuentro con Moratinos, y con ello no falto a la privacidad, me
pareció evidente su exceso de espontaneidad, cuando lo propio entre las
gentes de su oficio debería ser la discreción. Hoy las cosas están
tan trastocadas, que las profesiones ya no «imprimen carácter»
como hasta tiempos recientes venía sucediendo. Y es que salta a la vista
que ni los diplomáticos son cautos, ni los jueces herméticos, ni
los militares ante todo disciplinados. Quizás solo quedamos los profesores
con nuestro prurito o etiquetado de siempre, ya que seguimos queriendo dar lecciones
a todas horas. Que
Moratinos es excesivo en su hablar, lo hemos visto todos. Millones de españoles,
ante las cámaras de televisión, le vimos morderse la lengua. Sacado
de sus casillas, demostró en poco menos de un minuto, que se le había
escapado algo que no querría haber dicho. Si la imagen que ofreció
ante todo el país, no hubiese sido lo elocuente que fue, uno podría
imaginarse que de forma premeditada soltó una maldad de éstas que
hacen época, para justificar los cambios de rumbo de la actual cancillería
española. Pero, y aquí viene mi pregunta, si esto fuera cierto:
¿es bueno para el país, un bandazo de ciento ochenta grados en su
política exterior? Pienso que no, pero en cualquier caso rompe con una
tradición multisecular, que es la de la mesura, del consenso y de la larga
duración, en las relaciones exteriores que protagoniza cualquier país
serio. Y esto es tan cierto, que el mismo Rodríguez Zapatero acusa a José
María Aznar de haber roto la línea política tradicional,
al situarse éste muy pegado a los Estados Unidos. En
fecha más que reciente, el pasado día veintiséis, y desde
luego sin pena ni gloria, se ha cumplido el quinto centenario de la muerte de
Isabel la Católica. Para no pocos historiadores se ha perdido una excelente
ocasión para debatir las grandes líneas de gobierno por ella establecidas,
y que marcarían durante siglos el futuro de la política española;
unas acertadas, otras desgraciadísimas, como el establecimiento de la Inquisición
y la expulsión de los judíos. ¿Y a qué viene Isabel
después de Moratinos? Pues a que Isabel, al igual que el controvertido
ministro socialista, protagonizó un excepcional caso de cambio de la política
exterior de su país, constante desde hacía siglos. Para los castellanos,
su aliado exterior podemos decir que venía siéndolo Francia. Al
casarse la reina con el monarca aragonés, toda esta política se
trastocaría, al servicio de los intereses y las constantes relaciones catalana-aragonesas
con Inglaterra y el Mediterráneo. Esta imposición aragonesa no concluiría
con la muerte de la reina, sino que se prolongaría hasta el siglo XVIII.
Después, tras los borbónicos pactos, durante buena parte del XIX
y del XX la monarquía española apostaría por la neutralidad.
Se pagó caro en algún sentido, como el de quedarse sola durante
el desastre colonial del 98. Pero nuestros dirigentes sabían perfectamente
que la estructura y el navegar de la nave hacían muy peligroso cualquier
giro excesivo. En
nuestro diminuto Reino de Mallorca también las cosas fueron muy parecidas.
Una vez trazada su política exterior, nuestros reyes la mantuvieron invariable.
Frente a Cataluña y para marcar distancias, su alianza se mantendría
con Francia y con la república de Génova, y sólo con nuestra
reincorporación a la Corona de Aragón, los baleares, y muy a pesar
nuestro, tuvimos que contemplar a los genoveses como adversarios. Siempre
nos preguntaremos qué constante en política exterior es la más
acertada. Para Isabel -no sabemos si para Moratinos- no hubo alternativa. Yo siempre
creeré que era mujer inteligente y que, como nos lo recordaba Rosa Estaràs,
hace pocos días en Palma, al clausurar el ciclo de conferencias sobre su
figura, tuvo la energía de querer ser reina de verdad, pese a su condición
femenina, transformándose, para bien o para mal, en auténtica mujer
de Estado. Pero Fernando era mucho Fernando. Le toleró su romántica
aventura americana -al principio un auténtico chasco- . Compartió
intereses en la guerra de Granada y en el norte de Africa, pero a no dudarlo él
fue quien marcó las directrices maestras del reinado de aquella monarquía
de dos coronas, en una época en que, como en todas, internacionalmente
se iba a dentelladas. Cuando
Isabel termina sus días en Medina del Campo, la situación no puede
resultar más alarmante. Francia se está empeñando en enfrentar
a la real pareja para que Fernando desaparezca de Castilla y deje libre el camino
al impresentable yerno Felipe, aliado de sus adversarios. Se impone la reina con
su último codicilo, confirmando a su marido como regente, y algo dice a
todos, que aventuras sin saber a donde vamos, ni pensarlas. ¿Sabrá
nuestro Moratinos, que las cosas hay que sopesarlas en extremo, y que en política
exterior, aliados o adversarios lo son del Estado y no del canciller de turno?
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al inicio 30-11-04
Cañizares lamenta el silencio de algunas instituciones ante los actos de
Isabel I La catedral de Toledo acogerá una muestra de objetos relacionados
con la Reina Isabel la Católica y el entorno político, social y
cultural de la época F. M. DOMÍNGUEZ/
| El
arzobispo presentó ayer los actos del V Centenario de la muerte de la Reina. |
TOLEDO.
El arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares Llovera, lamentó ayer
el silencio y la sordina que algunas instituciones oficiales y admnisitraciones
públicas han colocado a la conmemoración del V Centenario de la
muerte de Isabel la Católica. El prelado considera que desde algunos medios
oficiales se guarda un silencio «superficial y vergonzante»
ante una figura trascendental para la historia de España. Expresó
su malestar porque se «se da más importancia a otros personajes
que no tiene la relevancia de la Reina Isabel». Monseñor
Cañizares hizo estas declaraciones durante la presentación de los
actos que el Arzobispado ha organizado para conmemorar la muerta de Isabel de
Castilla, de quien destacó su fe «tremendamente cristiana»,
su estrecha relación con la diócesis de Toledo, el protagonismo
que tuvo en la renovación de la Iglesia y la evangelización de América
y el proceso que inició en busca de la unidad de España. Europa
y los Reyes Católicos Los
actos comenzaron ayer con el ciclo de conferencias «Isabel y Toledo,
el legado de la Reina Católica». La primera intervención
corrió a cargo de Vicente Ángel Álvarez Palenzuela, comisario
de los actos que ha prepara el Arzobispado, quien habló de «Europa
en la época de los Reyes Católicos». Serán
un total de ocho conferencias que se celebrarán en la Sacristía
de la catedral y que comenzarán a las siete y media de la tarde. Hoy, el
turno será para el doctor José García Oro, que desgranará
las personalidades de dos arzobispos toledanos, los cardenales Mendoza y Cisneros.
Mañana, Ramón Gonzálvez disertará sobre «Imprenta
y Sociedad en tiempos de Isabel la Católica» y, el jueves, Tarsicio
de Azcona explicará «La reforma religiosa en el reinado de Isabel
I». El ciclo se reanudará el día 13 y concluirá
el día 16. El
programa de actos en memoria de la Reina Isabel incluye una misa en la catedral,
en el mes de marzo del año que viene, en la que se interpretará
la Misa de Réquiem que fue compuesta para las exequias de La Católica. Ese
mismo mes se inaugurará una exposición en el templo primado que,
bajo el título de «Isabel y Toledo», pretende ofrecer
una muestra de la Reina y su época a través de objetos de arte,
documentos, armas, joyas etc., compuesta casi en su totalidad por piezas provenientes
de la archidiócesis. También se integrarán lugares de la
catedral relacionadas con Isabel de Castilla como el retablo, el coro, la capilla
mozárabe, la capilla del Condestable, la capilla de Reyes y el Tesoro. La
conmemoración se completa con dos conciertos de música de la época
de la Reina que se celebrarán en la catedral. Los intérpretes y
las fechas están aún por confirmar.
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al inicio Opinión:
JESÚS GARCÍA BURILLO: La Reina Isabel, testigo de la fe católica
Escrito el Jueves, 02 diciembre a las 00:00:00
El
pasado 26 de noviembre se celebró el V Centenario de la muerte de Isabel
la Católica. Una
excepcional mujer abulense, grande por muchas razones. Una gran reina, una gran
mujer, una gran cristiana. Católica la ha llamado la historia desde que
Alejandro VI les otorgó, a ella y a D. Fernando, el título de Reyes
Católicos, y así la seguimos llamando nosotros. Las Edades del Hombre
le ha dedicado un capítulo de su Exposición. Con
él la Fundación ha querido recordar, precisamente en Ávila,
la efeméride de su muerte. A este capítulo se le ha llamado: Por
los caminos de Agua: Madre de América. Con él se ha pretendido dar
un homenaje a la excepcional reina abulense. La
Reina fue una mujer piadosa, con gran espíritu de oración. Su capellán
italiano el humanista Lucio Marineo Sículo dice de ella que oía
misa a diario y rezaba las horas canónicas, como si fuera una monja, a
pesar de los múltiples asuntos de Gobierno que día y noche la obligaban.
Era su vida más contemplativa que activa. Recordaba con frecuencia el dicho
de la época: los monarcas que no tienen temor de Dios tienen temor de sus
súbditos. A
los diecinueve años, siendo ya Princesa de los Reinos de Castilla, fue
admitida por el Ministro General en la Hermandad de Menores de San Francisco:
Os recibimos en nuestra Hermandad con el derecho a ser partícipe de los
sufragios de nuestra Orden. De ella se decía: siempre antes que comenzase
las cosas, las encomendaba mucho a Dios con oración y ayuno y escribía
a santas personas que lo encomendasen a Dios. Su
devoción al Santísimo Sacramento la llevó a escribir a los
obispos amonestándoles sobre el cuidado y atención que debían
prestar a esta devoción: en muchas de las iglesias parroquiales de vuestro
obispado no se trata al Santísimo Sacramento con la solemnidad y reverencia
que conviene, y que no está en caja de plata ni se renueva a los tiempos
convenientes.... porque es cosa muy justa y razonable que el Santísimo
Sacramento sea tratado con mucha reverencia, honor, solemnidad y limpieza....
quise escribiros sobre ello dice a los obispos- rogándoos que luego
hagáis visitar las dichas iglesias y deis orden cómo todo lo susodicho
provea y haga como conviene al servicio de Dios nuestro Señor. Con
su piedad, su firmeza y su generosidad, lograron los Reyes Católicos la
reforma de costumbres, la reforma de Órdenes religiosas masculinas y femeninas.
Al servicio de la reforma de la Iglesia la Reina Isabel buscó obispos,
sacerdotes, frailes y monjas, laicos, cristianos consecuentes reformados. La observancia
que ya había comenzado en algunas Órdenes (franciscanas, dominicas)
se extendió en general, a las demás. La renovación consistía
fundamentalmente en un regreso a las fuentes de las fundaciones: autenticidad
y exigencia interior. La
Evangelización de América El testimonio público cristiano
de la Reina Isabel, que ha quedado para la historia de la Iglesia y la historia
universal, ha sido la Evangelización de América. En septiembre de
1493, mientras Colón preparaba lo necesario para el segundo viaje, Fernando
e Isabel escribieron al Almirante en estos términos: Enviamos al P. Boil
junto a otros religiosos para que los indios puedan estar bien informados acerca
de nuestra fe. Quiere esto decir que, desde el primer momento en que tuvieron
noticia del descubrimiento de América, los Reyes Católicos pensaron
y decretaron el envío de misioneros para la evangelización del Nuevo
mundo. En
1501 ordenaban a Nicolás de Ovando, Gobernador de la Española: Deseamos
que los indios sean convertidos a nuestra fe católica y que se salven sus
almas, porque es este el mayor bien que quepa desear y por esta causa deben ser
informados de los detalles de nuestra fe. En
marzo de 1503 los monarcas promulgaron un decreto sobre la educación de
los indios, según el cual cada poblado debía contar obligatoriamente
con una iglesia, un capellán y un hospital; los niños serían
educados en la fe cristiana; junto a la iglesia debía construirse una casa
a la que los niños pudieran ir dos veces al día y en la que el capellán
no sólo les enseñe a leer y escribir, sino también a santiguarse
y aprender el Padre Nuestro, el Ave María, el Credo y la Salve. En
el codicilo fechado el 23 de noviembre de 1504, tres días antes de su muerte,
Isabel añadía a su testamento una referencia expresa a la Evangelización
de los indios del Nuevo Mundo: Cuando nos fueron concedidas por la Santa Sede
Apostólica las islas y la tierra firme del mar océana, nuestro principal
objetivo fue la introducción de nuestra santa fe católica, y garantizar
que las gentes de allí la aceptaran, y también enviar prelados,
monjes, sacerdotes y otras personas doctas y temerosas de Dios para instruir en
la fe y enseñar y adoctrinarlas con buenas costumbres y poner en ello la
diligencia debida. El
12 de octubre de 1984 el Papa Juan Pablo II, después de visitar la Basílica
de la Virgen del Pilar en Zaragoza, significando la relación entre la Iglesia
de España y la evangelización del Nuevo Continente, presidió
en Santo Domingo varios actos como preparación de la celebración
del V centenario de la evangelización de América. Esta tuvo lugar
con una nueva visita del Papa del 9 al 14 de octubre de 1992. Recordando
esta visita decía Juan Pablo II en Madrid (1993): En el marco de la celebración
del V Centenario de la Evangelización de América, el 12 de octubre
pasado en Santo Domingo, y junto con el episcopado americano quise dar gracias
a Dios una vez más por la llegada de la luz que ha alumbrado de
vida y esperanza el caminar de los pueblos, que hace ahora quinientos años,
nacieron a la fe cristiana. Aquel descubrimiento que cambió la
historia del mundo, fue una apremiante llamada del Espíritu a la Iglesia. Los
pueblos de América hoy son cristianos y damos por ello gracias a Dios,
reconociendo que la obra de la evangelización realizada no habría
sido posible sin el apoyo de la Corona y el duro y generoso trabajo de tantos
hombres llenos de fe. En estos 500 años más de 200.000 misioneros
españoles han dedicado lo mejor de sus vidas al servicio de los pueblos
de Hispanoamérica. Es el fruto de la fe católica de la Reina Isabel. La
muerte de la Reina Católica Los últimos días de Isabel acaecieron
en Medina del Campo. Allí hizo su testamento. En él doña
Isabel manda, humildemente, que su cuerpo sea sepultado en la Alhambra, en un
monasterio franciscano, sea de religiosos o de religiosas, vestida con el hábito
de San Francisco, en una sepultura baja, sin escultura alguna, sólo con
una losa llana. Sin embargo, si el Rey eligiera sepultura para él en otra
iglesia o monasterio de mis reinos, ruega que su cuerpo sea trasladado y sepultado
junto al cuerpo de su marido, el don más grande que Dios le había
hecho en su vida: el marido que Dios me ha dado. Sus funerales serán sencillos;
lo que se había de gastar en lutos, se invierta en ropa para los pobres,
y la cera que en las exequias habría de consumirse, que arda ante el sacramento
en alguna iglesia pobre. La
causa de Beatificación La fama de santidad de Isabel ha sido constante
a partir de su muerte. Las manifestaciones de admiración por los valores
cristianos y la santidad de la Reina Isabel son abundantísimas en número
y calidad. Superan los elogios de una persona noble o virtuosa. Algunos
ejemplos: Jamás la naturaleza produjo una mujer semejante a ella (Pedro
Mártir). Desaparece una Reina que no tendrá semejante en la tierra
por la grandeza del alma, la pureza del corazón (Cardenal Cisneros). Los
enemigos de la fe católica la han llamado fanática
porque era piadosa; la Iglesia y la Historia la ha apellidado la Católica.
No sabemos que ninguna mujer haya contribuido como ella a extender los límites
de la catolicidad (Cardenal Herrera Oria). En
estos años han solicitado la Beatificación de Isabel la Católica
105.600 fieles, entre los que se encuentra S. M. el Rey de España y otras
importantes personalidades. El 13 de septiembre de 2001 el Cardenal Rouco, presidente
de la CEE, solicitó al Santo Padre, en nombre de los obispos españoles,
la prosecución de la causa de canonización de la sierva de Dios
Isabel I, Reina de Castilla y León. El
testimonio de la Reina abulense 1.-
Mujer cristiana en política. La reina demuestra en su vida la coherencia
entre los valores humanos y los valores cristianos, entre la vida cristiana y
la política. 2.-
Excepcional mujer. Isabel ha sido una excepcional mujer. Es admirable su genio
femenino al dirigir sabiamente la cosa pública y la promoción de
la mujer, que alcanzó hasta cimas desconocidas. 3.-
Modelo de familia. Isabel ha sido también modelo de familia: encarnó
en su vida las virtudes familiares de hija, manteniendo un amor indecible a su
madre; de hermana, expresando todo su afecto a sus hermanos; de esposa fiel de
su esposo, que no lo fue con ella de la misma manera; de madre solícita
de cinco hijos, a quienes atendió lo mejor posible, no siempre en la medida
de sus deseos, sin descuidar las obligaciones del gobierno. 4.
Amor a la Iglesia. Isabel fue ejemplar en su amor a la Iglesia, al Papa, a los
Obispos, a las Órdenes religiosas. El
20 de noviembre la diócesis de Ávila
dio gracias al Señor por la vida y la obra de la Reina Isabel la Católica
en el Monasterio de Santa María de Gracia de Madrigal de las Altas Torres,
en el mismo lugar de nacimiento de la Reina. La Eucaristía estuvo presidida
por el Sr. Nuncio de Su Santidad en España y el Sr. Obispo de la Diócesis. En
la oración colecta pedimos al Padre: Padre de todos los dones, enséñanos
a reconocer los beneficios de tu amor: la vida de Isabel la Católica ha
sido para la Iglesia y para España un beneficio de tu amor. Queremos reconocerlo,
agradecidos a Dios y a la propia Reina Isabel. ---
Jesús García Burillo es obispo de Ávila.
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al inicio
A
nadie se le escapa que el V Centenario de la Muerte de Isabel la Católica
ha tenido más cosas positivas que negativas, excelsos acontecimientos que
vienen marcados fundamentalmente por las exposiciones que en nuestra villa se
han desarrollado y siguen desarrollándose durante el presente año
y que han beneficiado a otros sectores que deben tener muy presente que a partir
de estos momentos deben implicarse mucho más en el desarrollo de Medina
Del Campo, pues en nuestra villa estamos demasiado acostumbrados a que nos den
todo hecho y lo que es peor, a portar lo mínimo, criticar injustamente
lo que se hace y querer obtener el máximo beneficio. Y es que una sociedad
que no es generosa en sus comportamientos podrá progresar individualmente,
pero jamás lo hará en beneficio de todos, con el consiguiente riesgo
que ello supone para el conjunto de la sociedad. Tampoco
a nadie se le debe escapar que el V Centenario ha sido ante todo una conmemoración
histórica y un evento cultural y nada más. Un acontecimiento que
debe ser el arranque para que en los sucesivos se puedan realizar actos culturales
que beneficien a Medina del Campo y a su Tierra. Por ejemplo: se debe potenciar
el día 26 de noviembre, como un día en la memoria de todos los medinenses
y no en unos pocos medinenses, realizando actos que atraigan al turismo cultural
a nuestra villa, Para ello se deben mejorar acontecimientos como el pretendido
"cortejo fúnebre", que no fue tal, sino una representación
teatral entresacada de un cuadro del siglo XIX, realizado el "cortejo
fúnebre" y la proclamación de la reina Juana como reina
de Castilla, partiendo de la documentación histórica y con el consiguiente
hermanamiento con la villa hermana de Tordesillas. Pretender
por tanto, ver en el V Centenario hechos que jamás existieron o que desafortunadamente
se tergiversaron en épocas de nuestro pasado más reciente y de nuestro
presente, es sacar las cosas de quicio y liar la madeja, buscando significaciones
que no existen y elucubraciones que nada tuvieron que ver con la época
de Isabel I de Castilla. Y es que la figura de Isabel la Católica es una
figura histórica relevante, que desgraciadamente ha sido y aún lo
es contaminada por ideas de todo tipo: políticas religiosas... etc., que
hacen que un magno personaje de nuestra historia un arma arrojadiza para conseguir
propósitos al margen de lo estrictamente histórico. Y es que deberíamos
tener claro, que una persona al convertirse en personaje histórico es por
lo que hizo en un momento determinado de la historia y no en cualquier momento
de la historia. Isabel de Castilla es un personaje histórico, relevante
sí, pero nada más. Su política, su pensamiento y sus obras
sucedieron en unas circunstancias concretas y eso es lo que debemos aprender y
valorar, pero jamás trasladarlo a nuestros tiempos, pues es entonces cuando
cualquier personaje se puede manipular y por tanto tergiversar toda su importancia
histórica. Y es que cualquier persona, tiene un cometido en su vida, unos
se dedican a la política, otros a la religión, otros a la medicina,
pero cuando desaparecen de este mundo, nos legan una obra que debe ser analizada
por los historiadores. Este
es el gran fallo de nuestro tiempo, que se olvida la existencia de unos profesionales
dedicados al estudio, investigación, conservación y difusión
de lo que nuestros antepasados nos dejaron y se politiza cualquier evento histórico.
Y aquí es donde se entrevén los fallos que tuvo nuestro V Centenario
en algunos de sus actos, fundamentalmente porque no se consultó con los
verdaderos profesionales, se buscó un rendimiento político al que
desgraciadamente nos estamos acostumbrando por parte de nuestra clase política,
sea del color que sea y hubo reacciones desmedidas de algunos ciudadanos motivadas
por el desconocimiento de la época y la figura histórica de Isabel
I de Castilla. Por
ejemplo: ¿no se podría haber implicado mucho más a la Casa
Real actual, en vez de a la clase política, pues al fin y al cabo Isabel
fue reina de Castilla? ¿no parece excesivo tener tres esculturas de una
misma persona en la villa? ¿no podrían haberse puesto en liza otras
ideas para recordar el V Centenario? ¿no podría haber puesto en
la escultura de Santiago de Santiago, por cierto, muy buena escultura, la frase,
"unión de nuestros reinos" y no la de unidad nacional
que no se dio en la época de Isabel de Castilla? ¿no podrían
comprender aquellos que atentan, pintando o destruyendo el patrimonio monumental
de todos, que los acontecimientos que sucedieron en la época de Isabel,
nunca se pueden extrapolar a nuestra época actual y que además cuesta
dinero a todos? ¿no se podría haber puesto en el programa de
estos actos conmemorativos: "si la climatología no lo impide",
para desarrollar actos como los fuegos artificiales y evitar así un despilfarro?
¿no existen en Medina del Campo asociaciones de todo tipo y condición
que lo hubieran prestado, con el consejo asesor y oportuno, a la realización
de un cortejo fúnebre recreando lo que sucedió en Medina hace ya
quinientos años, engrandeciendo el día cumbre del V Centenario y
beneficiando así a la villa? En
fin, preguntas y más preguntas que son ahora, a toro pasado, más
fáciles de formular, pero también motivo de reflexión para
mejorar en un futuro, pues acontecimientos históricos en Medina
del Campo jamás nos van a faltar y personas que asesoren correctamente
a estos actos tampoco, por eso desde el conocimiento, la reflexión, la
comprensión y sobre todo el respeto, pues jamas se debe dudar de la buena
voluntad de quienes trabajan para hacer cosas para todos, debo decir que cuando
algo no encaja en nuestro pensamiento o sale mal, hay que saberlo decir, para
no no se vuelvan a repetir en el futuro, pero sobre todo, hay que ponerse siempre
en la piel del otro y decir también lo que ha salido bien. Espero haberlo
conseguido. _______________________________________________________________________Subir
al inicio Isabel
de Trastámara, la Católica
8
de diciembre. Recientemente tuve ocasión de escuchar en Radio Nacional
de España una entrevista efectuada al profesor Luis Suárez Fernández,
una de las mayores eminencias en torno a la Reina Isabel la Católica. El
pasado viernes 26 de noviembre se cumplía el V Centenario de su fallecimiento,
bajo cuyo reinado hubo mayores luces que sombras. El
profesor Suárez Fernández argüía que en torno a su reinado
confluyeron una serie de elementos muy particulares, como son la unión
nacional de España, siendo el primer país de Europa en unificarse,
pero también otros muy interesantes, como la indudable gesta del Descubrimiento,
y el reinado bajo el cual penetran en España las modernidades del Renacimiento,
que en España se hicieron convivir muy bien con la fe católica.
Además, España aparece como nueva potencia europea, de cuya escena
no se desalojará de tal condición hasta pasados cuatro siglos. Destacó
el profesor Suárez Fernández el hecho de que aún está
en vistas el proceso de beatificación de la reina española por su
defensa de la fe católica en tiempos tan difíciles, siendo él
uno de los testigos confidenciales de tal procedimiento abierto en el Vaticano. La
de Isabel la Católica es una figura difícil de entender en nuestros
tiempos, primero porque tendemos a juzgar la Historia con los valores que nos
son coetáneos. Hoy no se comprende la singularidad del hecho de que Isabel
fue reina en un tiempo en que eran los hombres los que llevaban el peso de los
gobiernos. Ella supo aportar un significado muy interesante a la Monarquía
española, fundamentalmente por el hecho de que compartía decisiones
con su esposo, el Rey don Fernando, contribuyendo con su fina sensibilidad femenina. Mis
amigos de la Asociación Cultural Cristóbal Colón y los Caballeros
de la Hispanidad festejan estos días este aniversario en la
ciudad de Medina del Campo,
villa histórica, monumental, escultórica y paisajística,
hoy ciudad de las ferias, donde falleció la reina. Mantengo aún
lazos con estas entidades, la primera de las cuales fundó don Cristóbal
Colón de Carvajal, duque de Veragua, descendiente directo del Descubridor
de América. El duque de Veragua "ver agua", ducado originariamente
concedido por los Reyes Católicos a Colón por el hallazgo de las
tierras americanas, prologó a mi padre por mediación de
don José María de Domingo-Arnau y Rovira, un libro editado en 1992
con motivo del V Centenario del Descubrimiento, auspiciado por la Comisión
oficial que se organizó al efecto. Pocas
veces a habido en España reinas genuinamente españolas y, ahora
que estamos abocados de nuevo a disfrutar de ese singular honor por la línea
de Doña Letizia pongo el listón muy alto conviene
poner la figura de la Reina en su exacto lugar.
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al inicio 27-12-04
- Isabel de Castilla, cinco siglos después Por Jorge Ortiz Barili
Para LA NACION Buenos Aires,Buenos Aires,Argentina
La
reina Isabel de Castilla, venerada en el siglo XV por sus virtudes cristianas
así como por su obra civilizadora y su genio político, murió
un 26 de noviembre, hace ahora quinientos años. La historia de la Iglesia
-inseparable de la historia humana, en tanto no se pongan de acuerdo los profetas
sobre el cielo o el infierno que nos espera- ha dejado perfectamente en claro
que a esta reina valiente y piadosa le cupo una participación decisiva
en la unidad de la nación española, en la defensa de la fe católica,
del destino mismo de la civilización europea -mortalmente amenazada
por el avance de la Media Luna otomana- y en la evangelización de nuestra
América. Es,
a menudo, vituperable la intención capciosa de tergiversar la historia.
Porque cinco siglos han dado ya un veredicto en las cuestiones de fondo que atañen
al prestigio de las naciones y su gravitación universal. Isabel la Católica,
sin discriminar en absoluto la conciencia religiosa de árabes y sefarditas
-sabios o artesanos- que vivían en León, Castilla y Andalucía,
mucho mejor que en sus arenales de origen, elevó hasta niveles de asombro
los índices de la cultura en el idioma, las ciencias y las artes. Y el
eclecticismo filosófico de Toledo, Salamanca, Sevilla y Alcalá de
Henares (la Biblia políglota, en hebreo, caldeo, griego y latín)
deben mucho a la reina ecuménica. Augusta
mecenas
Contemporáneamente,
en el seno de una modesta familia de tejedores judíos de Savona, pequeña
población de Liguria sobre el golfo de Génova, el joven Cristoforo
Colombo -el futuro almirante de los Reyes Católicos- habría
de distinguirse de sus hermanos y de sus mayores por una vocación singular
de empresa heroica y de aventura temeraria, mucho más allá de los
horizontes que limitaban su ambición gigantesca. Las lecturas de Eratóstenes
y Strabon, el dominio del latín y su innata curiosidad por las ciencias
de la navegación, al alcance de cualquier estudioso en los dominios de
esa pujante república marítima, rival de Marsella y Barcelona como
lo fuera de Pisa y de Venecia, decidieron el destino de Cristóbal Colón.
Y el prodigioso futuro de América y del mundo cristiano, de la mano -y
de la visión ecuménica- de una mujer por muchos conceptos la
más extraordinaria figura histórica de su siglo en el mundo: la
reina Isabel de Castilla. En
la imaginación febril del genovés hebreo prevalecían, sin
embargo, sobre la homérica odisea del rey de Itaca o de los argonautas,
las peripecias más reales de Marco Polo desde Venecia, por tierra, a Catay,
o de Bartolomeu Dias, desde Lisboa, por mar, siguiendo el litoral del oeste africano,
como en el periplo del cartaginés Hannon? Nadie
prestó oídos a Cristóbal Colón, ni siquiera en la
corte lusitana, a la sazón meca de la exploración naval y de la
cosmografía. Pero su tenacidad encontraría eco en Isabel la Católica,
artífice de la titánica epopeya cristiana que trascendió
las fronteras de la Península para llevar el Evangelio in partibus infidelium
. Ochocientos millones de americanos -caucásicos o morenos- que
creen en la redención de la Cruz conmemoran con reconocimiento y admiración
desde este lado del Atlántico las capitulaciones de Santa Fe, a la vista
del alcázar rojo de Boabdil, entre la reina y el almirante que alumbraron
el nuevo continente, en 1492, entre la fe inmarcesible de una mujer religiosa
y clarividente y la perseverancia de un navegante llamado Cristoforo, portador
de Cristo contra viento y marea. Símbolos,
respectivamente, de virtudes nacionales y de santidad, Isabel, y de ambición
de la gloria Cristóbal Colón, ambos habían nacido el mismo
año, 1451: en el castillo de Madrigal de las Altas Torres (Avila)
la genial estadista española, y en las inmediaciones de Génova el
intrépido marino. La
insigne heroína de la Reconquista murió el 26 de noviembre de 1504,
en el castillo de
la Mota (Medina
del Campo) y sus restos fueron trasladados a Granada, donde reposan
junto a los de Fernando de Aragón, en las faldas de la Alhambra, en el
mausoleo erigido en la catedral por disposición del emperador Carlos V,
nieto de los Reyes Católicos. Presididos
por el ecuánime humanista Karol Wojtyla, los eruditos de la hagiografía
en la Santa Sede han de considerar ahora, en la perspectiva serena de cinco siglos,
los merecimientos canónicos de una reina que durante más de treinta
años fue la admiración del mundo, la égida insobornable de
su altiva nación y la honrada madre bautista de nuestra América
cosmopolita. Y
desde un punto de vista crítico, pero objetivo, ¿quién osaría
poner en tela de juicio la trascendencia de los sacrificios a que debió
hacer frente Isabel la Católica en su histórica defensa -necesariamente
militar- de la religión, de Roma y de Occidente, contra el fanatismo
suicida e inexorable del invasor? Los
detractores de su política religiosa suelen confundirla, maliciosamente,
con la intransigencia visceral de Torquemada y otros inquisidores siniestros,
e incluso del propio Fernando de Aragón, en decisiones que han merecido
la condena de la historia, por más que hayan sido en absoluto ajenas a
la volición de una reina que consagró su vida al bienestar de su
pueblo, al mismo tiempo que prodigaba una preciosa ayuda logística y espiritual
a los batallones de la legendaria caballería andaluza que enarbolaban el
estandarte del apóstol Santiago al pie de los alcázares del moro
en Ronda, Málaga, Alhama, Baza, Granada, Almería?
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al inicio 27-12-04
- Pequeño homenaje JOAQUÍN MARTÍN DE UÑA/ | Belén
de la familia Angulo en homenaje a la Reina Isabel I instalado en El Corte Inglés.
/ |
EL
26 de noviembre del año 1504 fallecía en Medina del Campo la reina
Isabel I, 'La Católica', por lo que la conmemoración del quinto
centenario del fallecimiento de la mayor reina de España ha supuesto un
año de homenajes relacionados con dicha efeméride.
Conferencias,
conciertos y publicaciones sobre la música, la literatura o la gastronomía
de la época han servido para recordar los transcendentales sucesos de su
reinado. No ha estado ausente de dicha actividad EL NORTE DE CASTILLA, con la
publicación gratuita de la edición facsímil del testamento
de la reina. La conclusión de la Reconquista con la toma de Granada, el
descubrimiento y comienzo de la conquista de América, la implantación
en España de la imprenta, la realización del arte Isabelino (barroquismo
del gótico y antecedente del renacentista), la protección de la
ganadería con la recuperación de la Mesta..., son algunos de los
hechos que han movilizado durante un año a personas e instituciones que
han querido recordar el importante legado de la reina. Junto
a las grandes celebraciones, y en uno de los actos finales, una centenaria familia
de belenistas, la de los vallisoletanos Angulo, han querido aportar su homenaje
mediante la construcción de un belén castellano y leonés. La
costumbre napolitana de instalar nacimientos, se generalizó en España
por Carlos III con el llamado 'Belén del Príncipe', (que
con el paso de los años, llegó a contar con seis mil figuras, y
que tras sucesivas vicisitudes se repartieron la mayor parte de las mismas entre
particulares e instituciones, algunas de las cuales son patrimonio del Museo Nacional
de Escultura de Valladolid), la familia de belenistas ha situado su última
creación en la región de Castilla y León del siglo XV. Algunas
piezas de su belén en la Alcarria y de su belén castellano se han
incorporado al belén castellano y leonés montado en homenaje a la
primera Isabel. De entre las nuevas piezas elaboradas por la familia cabe ser
destacada la reconstrucción del Palacio de Juan II, junto a las murallas
de Madrigal de las Altas Torres, tomado de un dibujo del antiguo palacio antes
de la última (y no acertada) restauración del monumento. Frente
a él se ha reconstruido una plaza en el que se ubica un mercado de la época
del acontecimiento, en que junto a los animales se observan productos vegetales
de la región. Hay
réplicas de edificaciones auténticas (Calatañazor, Sayago),
así como casas entramadas de tapial y adobe, tan frecuentes en la arquitectura
rústica regional. La presencia en la creación de la familia Angulo
de palomares y hornos leoneses se engarza con un clásico pinar y ruinas
de fortalezas medievales. Otras
aportación al belén es la matanza de los Inocentes y la gran cabalgata
que acompaña a los Reyes Magos en su camino hacia el portal, donde la Sagrada
Familia aparece vestida con trajes elaborados con antiguos tejidos, acompañados
de complementos de la época recreada. El
Corte Inglés de la calle Constitución ha acogido la creación
de la familia Angulo, para que los vallisoletanos conozcan un poco más
la tradición, al tiempo que cumplen con la afición de visitar nacimientos.
_______________________________________________________________________Subir
al inicio 08-01-05
- La última voluntad de Isabel I El Norte ofrece gratuitamente a sus
lectores el facsímil del testamento de la Reina Católica en 20 láminas
que se entregarán a partir de mañana Texto e imágenes
de/El Norte. Con
motivo del 500 aniversario de la muerte de Isabel la
Católica que se acaba de conmemorar, EL NORTE DE CASTILLA pone a disposición
de sus lectores palentinos el testamento de la
reina, un documento singular, que se encuentra depositado en el Archivo de
Simancas, y a través del cual podemos conocer a la mujer y a la monarca
que fue Isabel por las disposiciones que dejó a su fallecimiento.
EL
TESTAMENTO |
Testamento
de Isabel la Católica Consta
de 20 láminas, con el texto original y su traducción al español
moderno realizada por el profesor Manuel Barrios Aguilera, de la Universidad de
Granada. Entregas Las
láminas se encartarán en el periódico, gratuitamente, de
lunes a jueves hasta el 8 de febrero del 2005. Primera
entrega Junto
a la introducción del testamento, los lectores obtendrán una carpeta
contenedora, así como otra segunda lámina con la presentación
realizada por el historiador Miguel Ángel Laredo de Quesada. |
| El
testamento llega a los quioscos, a partir
del mañana, de lunes a jueves, en 20 láminas que se encartarán
gratuitamente con el periódico hasta el 8 de febrero del 2005. Con la primera
entrega, EL NORTE DE CASTILLA regalará una carpeta contenedora, cuya portada
plasma el cuadro pintado por Eduardo Rosales en 1864, y la presentación
del testamento a cargo de Miguel Ángel
Laredo Quesada, miembro de la Real Academia de la Historia y gran estudioso del
reinado de Isabel I. La
edición facsímil del testamento,
que se ha realizado con permiso del Ministerio de Cultura y del Archivo de Simancas,
se ofrece en castellano antiguo, con su versión modernizada en el anverso
de la página. El
testamento, redactado el 12 de octubre de
1504, en Medina del Campo,
cuando Isabel I, enferma y cansada, intuía ya que se encontraba a las puertas
de la muerte, es un documento histórico excepcional, que da cuenta de la
visión política de la reina y de su preocupación porque a
su muerte todo quedara bien atado, a nivel personal e institucional. Valor
histórico
Miguel
Ángel Ladero define el testamento como un «documento de extraordinaria
importancia política», así como un testimonio de primera
mano de la personalidad moral de la reina, que en la introducción hace
una extensa declaración de religiosidad. El
texto recoge las disposiciones de la Católica para sus funerales, que ella
ordena sencillos y sin fastos, en «una sepultura de losa baja, en el
monasterio franciscano de La Alhambra». De
su calidad humana da cuenta la preocupación por pagar todas las deudas
que tuviera a su fallecimiento y así se lo encarga a su esposo Fernando,
auxiliar con limosnas a doncellas pobres y a «cautivos en tierra islámica»,
y de continuar en el pago de rentas y dotes de sus hijas, su nieto y, en especial,
de su marido, al que lega: «la mitad de las rentas procedentes de las
Indias» y diez millones de maravedíes. Según
Laredo Quesada, la principal finalidad del testamento es declarar a la princesa
Juana como heredera universal del reino, estableciendo también el orden
de sucesión, en el que al príncipe Felipe solo se le alude en su
condición de marido de Juana, sin ninguna atribución. El
testamento que EL NORTE DE CASTILLA pone a
partir de mañana a disposición de sus lectores palentinos tiene
un gran valor histórico y documental. _______________________________________________________________________Subir
al inicio 21-02-05
- Si convenit, como ayuda a beatificar a La Católica El
proceso de beatificación de Isabel I avanza gracias a que pronto se aprobará
el reconocimiento de sus virtudes, además de conocerse su milagro IVÁN
LOZANO La
bula "Si convenit" que conserva el Archivo de Simancas, firmada
por el Papa Alejandro VI el 19 de diciembre de 1496, concedió el título
de Reyes Católicos por cinco causas a los reyes Isabel y Fernando. Esta
es la base del trabajo que el padre agustino Fernando Campo del Pozo recoge en
el libro Catolicismo de la reina Isabel y del rey Fernando, editado por el Ayuntamiento
de Medina con motivo del V Centenario de la muerte
de Isabel la Católica. La
bula publicada en latín y castellano forma parte de los documentos para
el procedimiento de beatificación de la soberana castellana. «Es
la primera vez que se transcribe en su totalidad y en dos idiomas, ya que anteriormente
la transcripción parcial la realizó un Jesuita y con algunas erratas»
aseguró Campo. Según
el Padre Agustino, hay cinco motivos a los que Alejandro VI se refirió
para otorgar el título de Católicos: «La primera fue la
unificación de los reinos; la segunda, la conquista del reino musulmán
de Granada; la tercera, la expulsión de los judíos; la cuarta, la
liberación de los Estados Pontificios y la quinta, la guerra contra África»,
enumeró. Precisamente,
sobre la negativa de la comunidad judía respecto a la beatificación
de la reina castellana con el cardenal converso de París a la cabeza, Fernando
Campo asegura que la expulsión de los judíos hay que interpretarla
en su tiempo y circunstancias «aunque no puede negarse como aparece en
el Edicto de Expulsión que se justificó desde el punto de vista
religioso, político, y hasta humanitario, aunque ahora hay más negativa
desde la comunidad musulmana que desde la judía». Sobre
la paralización de la causa, fue en noviembre de 2002 cuando el vicario
general de la diócesis de Valladolid, Vicente Vara, y Rafael María
Serra, postulador de la causa, visitaron en Roma al cardenal Saravia, Prefecto
de la Concreción para las Causas de los Santos, para asegurarse de que
«la causa de la reina no está parada, sino que camina».
Según Campo, hay más posibilidades de beatificar a Isabel I de Castilla
porque en breve se aprobarán las virtudes de la soberana, además
de conocerse el milagro que realizó «aunque tiene que ser el nuevo
Postulador, el Padre Fernando Rojo, o el arzobispo quienes desvelen el milagro»,
puntualizó. El
prodigio que pudo hacer La Católica está relacionado con la curación
de un enfermo, pero se desconoce la procedencia y la enfermedad que padecía.
La falta de interés es «la causa por la que no se ha beatificado
en otros tiempos a Isabel I. Antes no se habían movido como se está
moviendo ahora la comisión, y sobre su figura no se pueden decir errores
como antes. Esta bula ya está en la documentación y si haces una
aportación buena puede ayudar». Fernando
Campo finalizó diciendo que existen estudios muy serios realizados con
motivo de la conmemoración del V Centenario de
su muerte, junto con «peticiones de Hispanoamérica a favor
de su canonización, ya que se trata de una reina digna de los altares».
De la obra Catolicismo de la reina Isabel I y del rey Fernando V, por qué
y cuándo se les concedió el título de Reyes Católicos
se han editado 1.000 ejemplares a un precio de dos euros.
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al inicio 24-02-05
- Luis Suárez. Catedrático emérito de Historia y académico:
«Isabel la Católica es la primera en reconocer los derechos humanos»
Luis Suárez, en la tarde de ayer, en Oviedo. | Luis
Suárez, Catedrático emérito de Historia y académico |
Luis
Suárez, catedrático emérito de la Universidad Autónoma
de Madrid, académico de la Historia, asturiano de Gijón y uno de
los historiadores más destacados de España, ofreció ayer,
en Oviedo, una conferencia titulada «Isabel la Católica en la
historia de España», en el RIDEA, organizada por la Fundación
Hidrocantábrico. En esta entrevista repasa la figura de Isabel. -¿Qué
novedades hay en torno a Isabel la Católica?
Pues
que se ha dejado pasar el V Centenario de la reina
sin conmemorar. No se hizo la conmemoración que sí se realizó
con Carlos V o con Felipe II, que, por cierto, eran Habsburgo. Con mucho más
motivo se debería haber tenido en cuenta un centenario de Isabel la Católica. -¿Por
qué ha sido así? Porque
en torno a Isabel entran en juego dos cosas que no están nada de moda.
Por una parte, era una reina católica no sólo en cuanto al título,
sino también porque efectivamente era una ferviente católica. Por
otra parte, consigue la unidad de España. -Demasiado
para algunos. Además,
es la reina que reconoce la libertad de todos sus súbditos. Y que, aun
más, afirma que existen los derechos naturales humanos. Ciertamente, no
se cumplen en muchos sitios, pero se inicia con ella un camino. Empieza una lucha
en orden a la libertad. Prohíbe la esclavitud, lo que supone un paso adelante
enorme. No permite que se tengan esclavos. Su testamento
es de una importancia enorme. Es la primera vez que se dice que existen los derechos
naturales humanos. -Es
que quizás alguien la ve ahora como el Bush de hace cinco siglos.
Quizá
por eso no se la recuerda como es debido. Es un error que Francia, por ejemplo,
nunca cometería. Ahí está el caso de Santa Juana de Arco.
La Francia laica, en los años veinte, recordó su figura, cuando
fue canonizada, de la mano de la Francia católica. -¿Qué
ideas fundamentales manejaba? Ve
Europa. Y sobre todo le llama la idea y la realidad de la cristiandad. La ve como
una unidad frente al mundo. Y se mantiene muy firme en ideas que nadie como ella
defendió, como por ejemplo el derecho de las mujeres a reinar. Es que,
además, quizá sea ella la primera mujer que reinó de una
forma efectiva, no como consorte o de una manera sólo nominal. Defiende
por eso el derecho de una mujer a reinar y se niega a cambiar las cosas en ese
orden aunque su hija Juana esté mal de la cabeza. Juana será reina
porque así lo quiso su madre y lo quiso porque defendía el derecho
de las mujeres a reinar. Tiene claro, asimismo, que sus súbditos deben
ser libres y elimina los restos de la servidumbre. Ante el problema residual de
los siervos catalanes, de la remensa, no sólo los libera, sino que les
da las tierras en las que trabajaban. No los libera y les deja por ahí
que se arreglen. Les da las tierras. No cabe mayor generosidad. -En
cuanto a la cultura... La
Universidad es una institución fundamental en la visión de conjunto
del reino que tiene Isabel. Por ejemplo, por disposición de la reina, cualquier
médico que viniese de fuera del país, para ejercer medicina en España,
debía examinarse en la Universidad de Valladolid. Tenía además
una mentalidad abierta. En 1475 sufre un aborto de un niño. Y para que
la atiendan llama a un ginecólogo judío. -Tanto
monta, monta tanto. Compartía
sus ideas políticas con Fernando, su marido, que era la gran cabeza política
del momento. Lo fundamental es que distinguía dos planos. Por un lado,
el de la soberanía, que era de la corona y era indivisible. Por otro, la
administración, que está en función de usos y costumbres. -Una
idea muy moderna. Es
que Isabel era muy moderna. Con ella empieza la modernidad católica. Es
distinta de la modernidad protestante. -¿En
qué es distinta? Según
la idea católica de modernidad, el hombre tiene capacidad racional incluso
para el conocimiento especulativo y para el libre albedrío. Por eso decide
sobre lo justo, lo bello y lo bueno. En la modernidad protestante no se considera
que el hombre conoce experimentalmente, de ahí que sea la cuna de la ciencia
moderna, así que lo justo, lo bello y lo bueno dependen de opiniones y
son cambiantes. El libre albedrío recorre toda nuestra literatura del Siglo
de Oro. En cambio en el mundo protestante no, se niega y se identifica la libertad
con la independencia. Que cada cual haga lo que quiera, eso es libertad. Desde
el punto de vista del libre albedrío, la libertad se identifica con la
responsabilidad. -¿Y
los aspectos oscuros de la reina?
Se
están despejando muchas incógnitas al respecto. El historiador Benzion
Netanyahu, padre del político israelí, acaba de publicar un estudio
que aclara cosas que hasta ahora no entendíamos. Y es que Abramael negocia
un retraso en la expulsión de los judíos de 1492. La expulsión
es una exigencia europea. Se produjo una negociación. Isabel realmente
quería retrasar el proceso. Por eso al final Abramael logra permiso para
sacar de España oro y plata con sus bienes, cosa que no se permitía
a nadie. Es una muestra de agradecimiento de la reina y asimismo de su pesadumbre
por no haber podido hacer lo que quería. -¿Bondadosa?
Isabel
nunca sostuvo, por ejemplo, que doña Juana no fuese hija de Enrique IV.
Nunca empleó el término de «la Beltraneja» porque
es injurioso y no tiene sentido. Lo que dice Isabel es que el matrimonio entre
Enrique IV y Juana no fue legítimo. Se había anulado uno anterior
de Enrique por impotencia, así que para el nuevo matrimonio hacía
falta permiso del Papa, entre otras cosas. Isabel sólo afirma que el matrimonio
era ilegítimo. Y a la niña, Juana, fruto de ese matrimonio, víctima
inocente, quiere casarla bien. Con un primo de Fernando, primero y, después,
con el Príncipe de Asturias. Pero Juana no se fía y además
tiene un gesto de dignidad y se mete monja. Así dejó claro que nadie
tenía que decirle lo que debía hacer. A Isabel eso le molestó
mucho. -A
su muerte todo se complica. Sí,
todo se complica muy rápidamente, pero Fernando logra que la situación
salga a flote. Felipe el Hermoso quiso cambiar todo y para empezar pretendió
incapacitar a Juana. Pero Felipe muere tempranamente. No deja huella en Castilla.
Vuelve Fernando, restablece la situación y da paso a Carlos. De esa circunstancia
Carlos siempre fue muy consciente. Por eso hace muchas referencias a su abuelo
y pocas a su padre. -¿Cómo
definiría a Isabel? Lo
más importante es lo que le dice al notario en el lecho de muerte, cuando
le dicta el testamento. En un momento, la reina se interrumpe y afirma: «¿Qué
es lo que más tengo que agradecer a Dios?». Y ella misma se responde:
«El marido que tuve, el mejor rey de España». Estaba
profundamente enamorada. Un amor que fue consolidando con el tiempo. Y que fue
recíproco. Hay cartas, una descubierta recientemente, que escribe Fernando
cuando le comunican que Isabel está ya muy grave, que verdaderamente emociona
leerlas. -Otra
cosa. Hace dos días se cumplieron cincuenta años de su toma de posesión
como catedrático de la Universidad de Valladolid.
En
Valladolid estudié la carrera, fui ayudante, adjunto, catedrático,
vicedecano, decano y rector. Estoy, claro, muy vinculado. La Universidad española
cambió mucho en cincuenta años. Creció excesivamente. Y así
es difícil mantener la calidad. Claro que hay que responder a las necesidades
sociales. Pero quizá se fue demasiado lejos. Otra
entrevista a D. Luis Suárez... _______________________________________________________________________Subir
al inicio 25-04-06
- La Católica en la filatelia española La
exposición de Diario de León en El Corte Inglés muestra estos
sellos
José Díaz López león.
|
Muestra sellos de Isabel la Católica |
En
plena Guerra Civil el General Franco y su régimen buscaron a través
de los sellos la forma de propagar los ideales del nuevo Estado Español,
no escatimando medios para la nueva empresa aún a costa de recurrir muchas
veces a manos privadas fuera y dentro de España, al no contar con la tecnología
e incluso el papel suficiente. Los ideales patrióticos se reencarnan en
personajes históricos como Isabel la Católica. El
primero fue el que mejor sintonizaba con los ideales de una patria unida, de la
lucha por mantener esa unión, de ser mujer valerosa, con coraje, buena
católica y defensora de la fe. ¿Alguien podía dar más?
En
los años en que aparecieron estos sellos se pudo comprobar la cantidad
de correspondencia enviada desde la zona Nacional a la zona Republicana siempre
con la censura pertinente de Juntas Militares, de correos, gubernativas provinciales
o campos de concentración etc. Esto dio lugar a mil formas de franqueo.
Varios ayuntamientos utilizaron estos sellos para estampar proclamas del nuevo
régimen, son conocidos como los patrióticos o sobrecargados.
La
primera serie aparece en el año 1937, diseñada y dibujada por Blas
Pérez de Irujo, se imprimió en la imprenta de B. Fournier de Burgos.
Un año más tarde saldrán seis nuevos valores, fueron grabados
en cobre por José López Sánchez -Toda e impresos en litografía
en los talleres hijos de Heraclio Fournier de Vitoria. En el años 1951
se celebra el V Centenario de su nacimiento y la filatelia lo recuerda poniendo
en circulación dos series de 5 valores cada una, una terrestre grabada
por José Luis Sánchez-Toda y diseñada por el pintor Juan
Antonio Morales, otra: la aérea grabada por el anterior, reproduce a la
reina y la rendición de Granada. El
16 de noviembre aparece un sello de 2,19 euros para conmemorar el V centenario
del fallecimiento de la reina. Lugar: Cuarta planta de El Corte Inglés.
Hora: De 10.00 a 22.00.
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al inicio 17-05-06
- Valdeón observa codicilo Isabel Católica germen derechos humanos El
historiador Julio Valdeón afirmó hoy en Valladolid que 'las raíces
de los derechos humanos' se encuentran en el codicilo que Isabel la Católica
(1451-1504) firmó tres días antes de fallecer, donde expresó
su preocupación por la situación física y jurídica
de los indígenas del Nuevo Mundo. Al
margen de su preocupación por evangelizar a los nativos, Isabel de Castilla
'se ocupó de que fuesen tratados como el resto de sus súbditos',
que tuviesen esta condición, dijo Valdeón durante su participación
en un congreso internacional sobre la figura del almirante Cristóbal Colón. El
prestigioso medievalista esgrimió para ello el codicilo o anexo al testamento
dictado por la soberana el 12 de octubre de 1504, que firmó tres días
antes de fallecer el 26 de noviembre de 1504 en el Palacio Real de Medina del
Campo (Valladolid). '(...)
e encargo e mando a la dicha Princesa mi hija (Juana) e al dicho Príncipe
su marido (Felipe) que ansí lo hagan e cumplan (...) e no consientan e
den lugar que los indios vezinos e moradores en las dichas Indias e terra firme,
ganadas e por ganar, reciban agravio alguno en sus personas e bienes; mas mando
que sean bien e justamente tratados', leyó el historiador. En
este anexo, donde expresó su consideración hacia los indígenas
del Nuevo Mundo al velar tanto por su evangelización como de su situación
jurídica, es donde algunos historiadores han creído ver el embrión
del Derecho de Gentes que años después germinó en la ciudad
de Salamanca. Julio
Valdeón, por otra parte, asignó a Isabel la Católica un papel
esencial en la gesta del Descubrimiento merced a un 'apoyo decidido, unánime
y entusiasta que facilitó ese utópico y sorprendente viaje'. Fue
la reina de Castilla, dijo el ponente, la que confió en las ideas del navegante,
considerado mayoritariamente un 'visionario', a quien al parecer le pidió
que esperase al final de la Guerra de Granada para emprender el proyecto. Recordó
el historiador, en este sentido, las palabras que dijo Colón tiempo después:
'En todos hubo incredulidad y sólo en la Reina mi Señora Dios dio
el espíritu de la inteligencia y el esfuerzo grande'. Meses
después de la rendición del último reducto nazarí
dentro de la península, el 17 de abril de 1492 se firmaron las denominadas
Capitulaciones de Santa Fe para poner en marcha el proyecto colombino, que tomó
cuerpo poco después, en agosto de 1492 con la partida de las tres célebres
carabelas desde el puerto de Palos (Huelva).
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al inicio 28/06/2006
- 05:45 - La crónica verdadera de Isabel la Católica: Reina de España
y Madre de América IBLNEWS | La
crónica verdadera de Isabel la Católica: Reina de España
y Madre de América |
Isabel
la Católica, Hija de la Iglesia recoge las ponencias exclusivas
del congreso científico sobre Isabel la Católica que se celebró
en la Facultad de Teología San Dámaso con motivo del V
Centenario de su muerte. Basándose en los estudios de los mejores
expertos sobre el tema, el Departamento de Historia de la Iglesia organizó
varios actos académicos con los que pretendía poner de relieve algunos
aspectos de su personalidad, su acción política y su significado
en la Historia de la Iglesia; desde la perspectiva de Isabel la Católica
como una mujer de Gobierno, sin olvidar el estado actual de su proceso de beatificación. El
libro que edita ahora la Facultad de San Dámaso es un riguroso análisis
científico, que presenta a la Reina Isabel como una persona que gobernó,
que unificó España, que trabajó por América, tratando
de garantizar todos los derechos humanos a los habitantes nativos, a quienes elevó
a la categoría de personas. Una persona, verdadera esposa, que
donó todos sus bienes a los pobres; que trató respetuosamente a
los hermanos musulmanes, y abogó por sus derechos humanos. Isabel
la Católica, Hija de la Iglesia desmiente con hechos y argumentos
muchas de las leyendas y mitos creados sobre su figura, y ahonda en las causas
por las que la Iglesia española pide a Roma su beatificación. Pese
a la complejidad y riqueza del tema, los cuatro expertos han dividido el libro
de la siguiente manera: en primer lugar, el profesor José María
Magaz presenta los ideales políticos que sustentaron el régimen
de gobierno de la Reina. Se analizan también con atención, por parte
del P. José García Oro, las bases en las que la Reina apoyó
la reforma de la Iglesia. Y el documento se completa con el perfil político
y humano de la Reina Católica, dirigido por el mejor conocedor de su época
y su reinado, el profesor Académico de la Historia, D. Luis Suárez
Fernández. Sobre el proceso de beatificación que se sigue actualmente,
escribe el Exmo. Sr. Arzobispo de Valladolid, D. Braulio Rodríguez Plaza,
presidente de la Comisión pro Canonización de Isabel la Católica. De
lectura asequible para cualquier persona amante de la Historia, de la verdadera
Historia, se trata de una publicación que no debería faltar en ninguna
Universidad Americana. Las
solicitudes pueden realizarse a: publicaciones.ad@fsandamaso.es
administracion@fsandamaso.es
Teléfonos:
(011) 3491 364 40 18 (011) 3491 364 40 12 Fax: (011) 3491 354 01 43 Facultad
de Teología San Dámaso Publicaciones c/ Jerte, nº 10
- E 28005-Madrid (España)
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visitando su página web www.fsandamaso.es donde, además, se podrá
ver la riquísima capacidad editorial de esta joven Universidad española.
Hoy en día, la Facultad de San Dámaso es muy valorada por su total
fidelidad y comunión con la teología del nuevo Papa, Benedicto XVI,
quien ha estado personalmente en esta Universidad, participando en Congresos Internacionales
en calidad de teólogo vaticano.
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