La
magnificencia de un reinado
Una amplia
gama de actos culturales servirá de homenaje a lo largo de todo el año
a la figura de Isabel la Católica. Un programa de actividades conmemorativas
que incluye exposiciones, representacionesde teatro y danza, ciclos musicales
y de cine o congresos organizados por diferentesinstituciones en numerosas localidades
de la Castilla y León.
De entre todos
los actos culturales relacionados con el V Centenario
sobresale la exposición Isabel la Católica. La magnificencia
de un reinado organizada por la Junta de Castilla y León y la
Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, que plantea en tres escenarios
distintos y vinculados a la Reina, Valladolid, Madrigal
de las Altas Torres y Medina del Campo,
diferentes aspectos que hicieron que el reinado de Isabel la Católica fuera
decisivo para la historia de Castilla y de España desde el punto de vista
político, artístico y cultural.
La primera
etapa de la exposición, abierta hasta el próximo 30 de mayo en el
Monasterio de Prado de Valladolid, muestra a través de 150 piezas cedidas
por diferentes instituciones el esplendor artístico de la Corte Real así
como el de algunos de los principales miembros de la nobleza. También recrea
la suntuosidad del reino nazarí de Granada, de profunda influencia estética,
así como el arte del mundo descubierto por
Colón. La primera sección, Se despiertan las humanidades en
toda España, refleja cómo en un ambiente todavía muy gótico
comenzaron a florecer los estudios humanísticos de la Gramática
y de la Retórica, un humanismo muy cristiano influido por las corrientes
culturales y espirituales flamencas.
De Flandes
a Castilla: el arte suntuario de nobles y prelados es
el segundo espacio y recoge la labor de patrocinio artístico de grandes
linajes como el del Cardenal Cisneros, cuyo retrato, realizado por Felipe Vigarny,
preside esta sección.
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Botella
de vidrio morado con asas, c. 1480 - 1500. Taller Catalán o Mallorquín
(se exhibe en Madrigal de las Altas Torres) |
El retrato de
la reina La imagen regia. Isabel la Católica, atribuido a Juan de Flandes,
preside y presta el nombre al tercer capítulo de la exposición,
dedicado a reflejar la imagen que de la reina tenían sus súbditos
y algunos momentos de su vida a través de documentación histórica
como la auténtica dispensa matrimonial para su desposorio.
Política
y matrimonio, apartado en el que se muestra la bula por la que el Papa Alejandro
VI concede el título de Católicos a Isabel y Fernando, destaca la
importancia política que tenían en la época los matrimonios
reales, mientras que La guerra de Granada alude a la prioridad que para los monarcas
supuso el fin del reino nazarí, mostrando para ello diferentes armas históricas
y la indumentaria de Boabdil, el último sultán de Granada.
La caída
del reino nazarí y sus consecuencias relata cómo la incorporación
de Granada a la Corona de Castilla supuso uno de los mayores éxitos políticos
del reinado de los Reyes Católicos y cómo la estética islamizada
de la ciudad comenzó a ser transformada mediante la imposición de
numerosos elementos simbólicos del triunfo y exaltación religiosa.
La faceta de
la reina como coleccionista de obras de arte y mecenas es trasladada a la exposición
a través de la séptima parte de la muestra, Colecciones y fundaciones,
en la que se pueden ver algunas joyas como la Corona Femenina de Taller Siciliano,
de primer tercio del siglo XIV, o algunas obras de Juan de Flandes, uno de sus
pintores de corte.
Piedad Regia,
que muestra la religiosidad de la reina a través de importantes obras de
arte; El redescubrimiento de las Islas Canarias: la puerta de América,
que describe la colonización efectiva del Archipiélago comenzada
hacia 1404 y culminada en época de los Reyes Católicos; La Cultura
Taína y los hombres que vinieron del cielo, que aporta
importantes piezas ceremoniales de los aborígenes de las Antillas que conoció
Colón, son otras de las reflexiones que
propone la exposición, que culmina con la sección titulada Cristóbal
Colón y la Era de los descubrimientos, cuyo documento estrella es el
Testamento de la reina Isabel la Católica (1504).
Caballería
y Devoción
Esta propuesta
de visión de conjunto del reinado de la soberana española prosigue
en la Colegiata de San Antolín
de Medina del Campo (Valladolid), recientemente restaurada por la Fundación,
donde, desde el 2 de abril y hasta el mes de junio, permanece abierta la que constituye
la segunda parte de la exposición, Caballería
y Devoción en la Castilla de Isabel la Católica, conceptos
que, junto al de la muerte, son esenciales para comprender el arte y la cultura
de la Castilla de la segunda mitad del siglo XV.
La muestra,
se abre con una sala dedicada al Arte de la guerra y la caballería medieval,
que presenta el aspecto más estético y estilizado de la guerra,
con una selección de armas de torneo pertenecientes a Felipe el Hermoso
y a su padre el emperador Maximiliano I y otras piezas que ofrecen una brillante
imagen militar.
Este recorrido
continúa con un capítulo dedicado a Fernando Gallego y la pintura
hispanoflamenca castellana, exponiendo algunas obras de este pintor, el más
destacado del foco salmantino.
La música
coral y El Arte funerario son otras dos etapas de la muestra. Esta
última sección ofrece una selección de piezas en las que
se aprecia cómo el mundo de lo funerario inspiró un arte de calidad
sin igual que se prodigó en capillas, estatuas tumulares y paños
mortuorios, en las que se manifiestan las influencias internacionales de los artistas
españoles.
La devoción
de la época se tradujo, a su vez, en la orfebrería castellana, que
vivió a finales de la Edad Media su mejor momento, lo que recoge el apartado
titulado El arte de la platería.
La exposición
dedica a continuación sendas secciones a dos importantes artistas de la
época, Alejo de Vahía y Pedro Berruguete, a través de cuyas
obras también se puede comprobar cómo la piedad fue uno de los motores
esenciales de la plástica de la época.
Vida
Palaciega
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Tapiz
del rapto de Helena. 1475-1490 (se exhibe en Medina del Campo) |
La exposición
conmemorativa sobre el reinado de Isabel la Católica culmina con una tercera
muestra, Isabel La Católica. La Vida Palaciega, sobre la
riqueza y pluralidad de estilos artísticos que configuraron estéticamente
la vida palaciega de la Castilla de finales del siglo XV. Para ilustrar todo ello,
esta exposición está ubicada hasta el mes de junio en el convento
de Nuestra Señora de Gracia de Madrigal
de las Altas Torres (Ávila),
en una de cuyas partes, el Palacio de Juan II, nació la reina Isabel.
El Díptico
de la Pasión de Pedro Berruguete abre la primera parte de esta tercera
exposición, La devoción privada, que quiere evocar cómo la
preocupación del individuo por asegurar el destino de su alma auspició
que tratase de obtener tales garantías a través de la imagen de
devoción privada.
La decoración
exterior de los palacios y Los interiores palaciegos exponen, a su vez, la plástica
que inspiró las residencias de la nobleza, mientras que Techumbres y armaduras
muestra la influencia de los modelos hispano-musulmanes.
La exposición
concluye con el capítulo dedicado al Ajuar doméstico, caracterizado
por su suntuosidad, y que ofrece el ámbito más íntimo y emocionante
de toda la muestra, la cámara donde nació la Reina, en la que se
puede contemplar uno de los escasos retratos de Isabel la Católica, atribuido
a Michel Sittow.